con una espátula
La libertad del aborto “sigue en peligro”, advirtió este lunes el primer ministro francés, Gabriel Atal, al inicio de un debate parlamentario que convertiría a Francia en el primer país en proteger la práctica en su constitución tras una serie de desastres mundiales.
“Digo a todas las mujeres dentro y fuera de nuestras fronteras que comienza el mundo de la esperanza”, afirmó Atal, tras subrayar que la práctica “sigue en peligro” en el mundo, “a merced de quienes deciden”.
Casi medio siglo después de la despenalización en Francia, existe un amplio apoyo social, pero una decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos en 2022 de dejar de reconocerlo como un derecho federal ha hecho sonar las alarmas.
La famosa sala de congresos de finales del siglo XIX del Palacio de Versalles, al suroeste de París, es el escenario del debate que convertiría el derecho en “irrevocable”, según el presidente Emmanuel Macron.
El congreso extraordinario, que reunió a ambas cámaras del parlamento, puso fin a un largo proceso legislativo impulsado por la izquierda y el partido gobernante después de meses de reacción estadounidense.
Su registro requiere el apoyo de las tres quintas partes de los legisladores presentes, pero parece favorable. 760 de los 925 diputados y senadores franceses ya han dado su visto bueno en la votación unicameral.
“Esperamos transmitir esta energía positiva a las mujeres y feministas de todo el mundo”, afirmó Anne-Cecil Melfert, de la Women’s Foundation. “El colapso del derecho al aborto en Estados Unidos nos ha conmocionado, nos ha devastado”, añadió.
Antes de la histórica decisión de Francia, Chile intentó introducir el derecho de las mujeres a “una interrupción voluntaria del embarazo” en su proyecto de nueva constitución de 2022, que los chilenos rechazaron en un referéndum.
Por el contrario, algunos países protegen el derecho a la vida desde la concepción prohibiéndolo implícitamente en sus leyes básicas, como en el caso de República Dominicana, Filipinas, Madagascar, Honduras y El Salvador.
“Si yo fuera francesa, lucharía por este cambio constitucional”, dijo en 2023 la dirigente feminista salvadoreña Morena Herrera al diario francés Libération, por lo que “impactaría al resto del mundo”.
“Suprimir la vida humana”
La activista recibió luego el premio Simone Veil, creado en 2019 en honor a la ministra francesa, icono de la liberación de la mujer y superviviente del Holocausto que logró la despenalización del aborto en 1975.
En 2022, el período se amplió a 14 semanas en Francia, donde el número de interrupciones voluntarias del embarazo se mantiene estable desde hace dos décadas en alrededor de 230.000 al año.
Sin embargo, el acceso a las zonas rurales es “bastante difícil”, explicó a la AFP la diputada para Oriente Medio Eleonore Caroit, para quien la constitucionalización permitiría “reforzar el acceso al aborto en esos lugares”.
Aunque casi el 80% de los franceses apoya la protección del aborto en la Constitución, según la encuesta, los obispos, oponiéndose a la medida, convocaron este lunes a “ayuno y oración”.
“En la era de los derechos humanos universales, no puede haber ningún ‘derecho’ a suprimir la vida humana”, dijo en un comunicado la Academia Pontificia para la Vida, el organismo del Vaticano que se ocupa de las cuestiones de bioética.
Paralelamente al Congreso, la organización antiaborto Marcha por la Vida convocó una manifestación en Versalles, “para proteger la vida de los niños no nacidos y de todas las víctimas del aborto”.
Los partidarios de esta reforma constitucional siguieron esta histórica votación en la explanada del Trocadero con la Torre Eiffel de fondo, gracias a una pantalla gigante instalada por la Alcaldía de París y la Fundación Mujeres.
Tras la aprobación prevista por el Congreso, la ceremonia final del aborto constitucional en presencia de Macron podría celebrarse el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, según afirmó una fuente familiarizada con el asunto. AFP