El Papa Francisco ha pedido a los sacerdotes de todas las iglesias católicas del mundo que reduzcan la duración de la misa a ocho minutos.
El Sumo Pontífice sostuvo que “hay algunos sacerdotes que a veces hablan mucho y no entienden de qué hablan”, y añadió que durante largos periodos de tiempo “la gente se queda dormida”.
En este sentido, el Santo Padre indicó que la humildad debe ser concisa, reducida a una imagen, a un pensamiento, a un sentimiento.
“Una liturgia no debe durar más de ocho minutos porque después de ese tiempo se pierde la atención, la gente se queda dormida y está bien”, enfatizó.
El Papa insistió durante casi dos años en que las homilías deberían acortarse a ocho o diez minutos para conseguir una mejor atención de los fieles.