con una espátula
La violenta toma de TC Televisión por parte de una banda narco es uno de los últimos incidentes que muestran la vulnerabilidad del periodismo ecuatoriano. La escena violenta generó grandes alertas por primera vez en 2018, con el secuestro y asesinato de un grupo del diario El Comercio. La impunidad de estos crímenes, la retórica antiprensa desde la arena política y la infiltración del crimen organizado han creado un ambiente hostil para la práctica en Ecuador. La prueba de ello es que 11 periodistas se exiliaron tras recibir amenazas de muerte. Sólo dos de ellos pudieron regresar a casa para seguir practicando.
Por Infobae
En 2023, unos 340 periodistas y trabajadores de la comunicación fueron agredidos de alguna forma. Se han reportado más de 250 advertencias, con un aumento del 275% en la violencia respecto a 2022, según Fundamedios y Periódicos sin Cadenas, dos organizaciones de la sociedad civil que garantizan la libertad de expresión, defienden a los periodistas y crean mesas de articulación. Por la Protección de Periodistas (MAPP).
No es fácil encubrir el narcotráfico en medio de la violencia provocada por las bandas del crimen organizado. Los periodistas enfrentan nuevos desafíos en términos de seguridad, comunicación con las fuentes y censura. A esto se suman los dilemas éticos que enfrenta la Unión Ecuatoriana, especialmente luego de la revelación del caso Metástasis donde quedó claro que un periodista mantenía estrechos vínculos con un narco que planeaba atacar a otros colegas.
Los desafíos no son exclusivos del ejercicio de los periodistas profesionales, sino también de las escuelas de periodismo de las universidades, los medios de comunicación y, principalmente, el Estado, que debe proteger a los comunicadores a través de sus instituciones y distribuir los recursos para que los sistemas de protección funcionen.
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