con una espátula
Nueva York es uno de los estados con mayor número de migrantes que se espera reciban una respuesta de albergue, lo que significa un desafío para las autoridades, especialmente ahora que se acerca el invierno y se espera que el fenómeno de El Niño genere condiciones climáticas adversas. Debido a esto, se estableció un nuevo campamento en Brooklyn. Pero muchos inmigrantes no están dispuestos a ocuparla.
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El refugio Floyd Bennett Field abrió hace unos días. Sin embargo, quienes fueron llevados al lugar dicen que les da una sensación de aislamiento debido a la distancia, razón por la cual muchos se niegan a quedarse. Hay que recordar que las autoridades decidieron abrir el espacio en Brooklyn para evacuar a los inmigrantes alojados en los hoteles de Manhattan donde se asentaron inicialmente.
Asilo en Brooklyn que los inmigrantes no pueden negar
Según las autoridades, el centro servirá como albergue durante varios meses. Después de que se anunciara que más de 100.000 solicitantes de asilo habían llegado a Nueva York en los últimos meses, los refugios públicos ya no eran adecuados, lo que generó una crisis humanitaria y económica que obligó al alcalde de Nueva York, Eric Adams, a declarar el estado de emergencia y solicitar ayuda federal y estatal. autoridades. Gobierno estatal en busca de ayuda.
El refugio de Brooklyn, ubicado en una antigua base aérea militar, tiene seis grandes tiendas de campaña para albergar a unos 2.000 inmigrantes, o 500 familias, que vivirán en tiendas de campaña utilizadas por los militares. La instalación incluye un centro de procesamiento, servicios médicos y cafetería.
Sin embargo, muchos migrantes se han manifestado en contra de su reubicación, pues denuncian que está demasiado lejos, hace frío y hay pocos baños, lo que los hace sentir como en un centro de detención fronterizo. Entre Estados Unidos y México. Del mismo modo, afirman que estar separados facilita que acaben en manos de los servicios de inmigración y deportados, aunque estén solicitando asilo.
El refugio está a aproximadamente media milla, es decir aproximadamente un kilómetro, de la carretera más cercana, por lo que los migrantes se sienten aislados y consideran que están lejos de fuentes de trabajo y escuelas. Además, se tarda mucho en desplazarse en transporte público. También se sabe que el lugar es propenso a inundaciones y los hidrantes aledaños no se encuentran en óptimas condiciones para funcionar en situaciones de emergencia.
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