Durante ocho años, estudiantes, docentes y personal administrativo de la Escuela Superior de Música José Angel Llamas, ubicada en la avenida Urdaneta esquina Veros y Santa Capilla, vivieron dispersión y desarraigo al verse obligados a abandonar su sede por razones extremas. El estado de renuncia al que había llegado.
Sus deambulaciones los llevan al segundo sótano de la sede de la Biblioteca Nacional de Venezuela, al final de la Avenida Pantene, y a la casa de los profesores más comprometidos, que imparten sus lecciones en la calidez de sus propios hogares. Los más atrevidos insistieron en tomar clases en grupos para descubrir glorias pasadas y arriesgarse a derrumbar paredes o techos.
Fue una temporada amarga y las terribles consecuencias de la infraestructura de educación musical más importante del país y de fama mundial, que por diversas razones había caído en mal estado, finalmente fueron remediadas, como lo demuestran los recuerdos históricos de algunas personas. Entre los grandes músicos que ha producido la humanidad, Vicente Emilio Sozo, Alirio Díaz, Rodrigo Riera, Antonio Loro y José Antonio Abreu, quienes recibieron o impartieron clases en esas aulas están nuevamente a disposición de los amantes de un arte. El país de los grandes exponentes.
Se instaló en uno de los 25 bloques fundacionales de Caracas dentro de un palacio colonial conocido desde 1641, el cual estaba dividido en tres secciones: el edificio principal, llamado simplemente Edificio Chataing en honor al famoso arquitecto que lo reconstruyó. Casa original a pedido del presidente Guzmán Blanco en 1882; El claustro alberga la mayor parte de las aulas y patios. En 1916 recibió el nombre y obra que aún lo caracteriza, y en 1976 fue reconocido como Monumento Histórico Nacional.
Elin Brisno, docente y subdirectora administrativa de la institución, enumera los trabajos de rehabilitación realizados por el Ministerio de Comercio y Educación y la Vicepresidencia de la República, con los cuales se recuperó el piso (en muchos casos solo quedó tierra); Se levantaron muros y se hicieron nuevas ampliaciones que permitieron ampliar oficinas y habitaciones; Se reinstalaron techos, escaleras, puertas, balcones y vigas de ventanas; Se reconstruyeron los claustros y salones que prácticamente ya no existían, el anfiteatro conocido como “El Polidrito” fue completamente restaurado, aparte de la dotación de sillas, mesas y pizarrones. “Existe el compromiso del Ministerio de Comercio de construir un edificio adicional en el patio, donde se podría agregar una estructura de uno o varios niveles con salones y una sala de conciertos”.
Esta obra contó con el acompañamiento del Instituto de Patrimonio Cultural (IPC), que se preocupó tanto por el valor histórico del edificio que evitó la instalación de un aire acondicionado que dañaría las paredes originales de la casa.
Un fresco sobre la cabecera del auditorio central del edificio principal, testigo y la fachada neoclásica de Alejandro Chating y su característico busto, representando las tres artes.
Mientras tanto, y después de 40 años de lento descenso y regeneración, al igual que Phoenix, al menos 565 estudiantes y unos 500 nuevos ingresantes que se incorporarán a clases a partir de octubre, así como un universo de 46 docentes y personal laboral y administrativo volverán a hacer vida y entusiasmo. La escuela, adscrita al Ministerio de Educación, desde la que, por el momento, se reconoce a los músicos con una titulación oficial válida en cualquier academia del mundo tras un mínimo de ocho años de rigurosa formación.
Están activos programas para adultos, a partir de 4 años de formación, y un convenio con la Unearte que valida a sus egresados como técnicos superiores universitarios.