con una espátula
Los pacientes yacen inmóviles en las salas de espera, pidiendo ayuda a gritos. Búsqueda desesperada de camas de hospital gratuitas. Discusiones en la sala de emergencias sobre medicamentos.
Marina Dias y Terence McCoy
Desde los días oscuros de la pandemia de Covid-19, cuando los sistemas hospitalarios de todo el país colapsaron bajo la carga de la enfermedad, Brasil no había visto una escena así. Pero esta vez no es el coronavirus lo que ha llevado a estados de todo el país a declarar el estado de emergencia e incluso ha impulsado la construcción de un hospital de campaña en la capital del país, Brasilia.
Es dengue.
La enfermedad está asolando gran parte de América del Sur, donde los científicos dicen que el aumento de las temperaturas debido al cambio climático ha ampliado el alcance territorial de los mosquitos transmisores del dengue y aumentado su propagación.
En los primeros dos meses de este año, Paraguay registró casi 100.000 casos sospechosos, más de cinco veces la tasa normal. Perú, devastado por su propio brote, ha declarado el estado de emergencia en gran parte del país. También ha habido una explosión de casos en Argentina.
Pero la enfermedad ha surgido con particular virulencia en Brasil, donde los epidemiólogos esperan que el número de casos de dengue alcance millones -más del doble del récord anterior- y podría matar a decenas de miles.
Según los epidemiólogos, el empeoramiento de la crisis de salud pública sirve como advertencia para el mundo. La lucha contra las enfermedades ha entrado en una nueva fase impredecible y peligrosa. El dengue se está introduciendo en lugares a los que nunca antes había llegado. Y en lugares donde esto ya ha sucedido, el número de casos ha alcanzado niveles nunca antes vistos.
Más detalles El Correo de Washington