con una espátula
Hace treinta años, horas después de iniciado 1994, César Romero falleció en su casa de Los Ángeles. Tenía 86 años y una carrera artística de más de 65 años. Participó en cientos de películas y series de televisión y también fue un gran animador en el mundo del espectáculo de California. Pero para todos, especialmente para los que hoy superan los cincuenta, siempre será el Joker, el primer Joker, uno de los mejores supervillanos de la historia de la televisión, que se rió a carcajadas en Batman de los años sesenta, la serie protagonizada por Adam. West en pop e ingenuo.
Por Infobae
A pesar de su inmensa fama, reconocimiento y abundante actividad social, Romero siempre ha vivido en la sombra durante parte de su vida. Es uno de los muchos actores homosexuales que no pudieron salir del armario públicamente, por temor a que el público y la industria los rechacen. César Romero fue una excepción en cierto momento, tuvo un gesto de rebelión, practicó una resistencia que otros no pudieron o no quisieron: se negó a simular matrimonio con una mujer para quitar la sospecha de homosexualidad. Le gusta eliminar las calumnias.
A pesar de su nombre y apariencia, César era neoyorquino. Nació en 1907 en Manhattan. De padre español y madre cubana, tuvo una infancia y adolescencia sin necesidad. El negocio familiar de importación de azúcar era muy rentable. Se mudó a Los Ángeles a la edad de 20 años. Quería triunfar en el mundo del espectáculo. Era un gran bailarín. Nunca estudió pero aprendió viendo a los grandes en el escenario de Broadway. El crack del 29 destrozó la economía familiar. Pero en ese momento César ya se ganaba la vida y pudo mantener a sus padres durante varios años hasta que se recuperaron.
Es alta, de mirada seductora y actitud irresistible. Siempre estaba sonriendo, parecía vivir de buen humor. Su apariencia y encanto personal le abrieron muchas puertas. Era el centro de atención en las fiestas y esto empezó a abrirle perspectivas en el mundo del cine.
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