con una espátula
En el resto de España se recuperan del ala, en Buenache de Alarcón se resguardan de la lluvia. A las nueve de la noche del lunes el agua aún castigaba al municipio de Cuenca y las autoridades alertaban de más lluvias. Fue aquí la madrugada del domingo donde Felisa Olmos, de 73 años, quedó atrapada entre sus muebles cuando la casa se inundó. “Recuerdo que era una cortina y colgaba encima de un armario. De repente me sentí mareado y me desmayé”, recuerda mientras cae la noche del día siguiente. Cuando recuperó el conocimiento se encontraba en un hospital de Cuenca. No recuerda nada más, pero un vídeo de la Guardia Civil muestra a la mujer siendo rescatada. Cuando se le pasa el miedo, Olmos tiene miedo de vivir en la calle: “Lo único que quiero es que me arreglen la casa”, afirma.
Escrito por: Desh
Otros municipios de Castilla-La Mancha también amanecieron con el agua hasta el cuello. A estas alturas se han perdido tres vidas, otras tres están desaparecidas y miles de vecinos han perdido todo debido a las fuertes lluvias en la comunidad. El Gobierno regional ha pedido al Gobierno central que la declare zona catastrófica por las consecuencias del estado de alarma, mientras los vecinos retiran todo el barro posible o buscan lugares donde pasar la noche.
En la calle Arenal 8 del municipio toledano de Casarrubios, el arroyo que discurre delante del edificio desborda el canal y entra en la planta baja, empujando a los coches hacia delante. Un hombre de 20 años que recientemente se mudó a vivir con su madre murió tras quedar atrapado en un ascensor. La historia, construida a partir del testimonio de los vecinos, sugiere que el hombre bajó al segundo piso del garaje para revisar su coche y evaluar si podía circular por la carretera para evitar el hundimiento. Cuando vuelve a entrar al ascensor, se corta la luz y queda atrapado bajo el agua. Manuel de la Vera, de 28 años, vecino del edificio, describió: “Lo escuchamos dentro, pidiendo ayuda, pero el agua estaba muy alta y era imposible acceder a él”. Otro vecino estimó que “el niño estuvo bloqueado durante al menos dos horas”.
Sin la solidaridad comunitaria, esta tragedia podría haberse cobrado más vidas. De la Vera, que vive en el segundo piso, recuerda que en un momento de la mañana empezaron a sacar a los vecinos del sótano por una claraboya interior: “Tuvimos que utilizar mantas para sacar a cuatro vecinos”. Con las manos todavía temblorosas, la ropa embarrada y los ojos hinchados, recuerda a los hombres atrapados, “gritando que se iban a ahogar, que se iban a morir”, relata.
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