con una espátula
Alex Saab murió en Caracas. Su liberación, orquestada por el gobierno de Estados Unidos, le dio a Nicolás Maduro el mayor trofeo de su candidatura a la reelección. Con Saab “en casa”, como ha dicho repetidamente el gobierno chavista, el presidente venezolano logró dos victorias: una victoria en su propio tribunal contra supuestos abusos de poder por parte de la Casa Blanca y, como resultado, resistir a muchos. El sistema de justicia de ese país revelará la verdad sobre el oscuro manejo de las enormes arcas del gobierno corrupto.
Desde que Sabre llegó a Venezuela a finales del año pasado, Maduro no ha estado más que orgulloso de tener al barranquillero a su lado. Pero esta semana hizo un anuncio sorprendente. Sin dudarlo, le entregó las llaves de la bóveda por donde fluían los mayores flujos de caja del gobierno venezolano. Al final, como asegura el periodista Roberto Deniz, el mejor conocedor de las artimañas que Maduro ha hecho con Saab en el pasado, esto es sólo una confirmación de lo que siempre ha sido su testaferro.
“Anuncio el nombramiento de Alex Sab Morán como nuevo Presidente del Centro de Inversiones Productivas de Venezuela. Que su experiencia ayude a nuestro país a traer inversión y poder económico al mundo”, dijo Maduro entre grandes aplausos. “Tiene experiencia en atraer inversiones. Alex, confío completamente en ti”, dijo, mirándolo a los ojos.
Un lugar desconocido en Colombia es muy codiciado en Venezuela. Ante el embargo de Venezuela sobre el planeta, una superpotencia en un régimen donde el dinero y los negocios deben pasar por rincones y recovecos.
La entidad se explica por los bloqueos comerciales que vive el país y su principal objetivo es evitarlos. “Se crea como el instituto encargado del registro, estudio y seguimiento de las medidas coercitivas unilaterales y otras medidas restrictivas o punitivas; así como la evaluación, aprobación y promoción de proyectos productivos y gestión de la marca país, como estrategia encaminada a promover la inversión y el comercio exterior”, señala el gobierno venezolano.
Saab estaba a cargo de una misión para introducir dinero del exterior a Venezuela, para lo cual las leyes del país le otorgaban amplios poderes en términos de secreto y posibilidad de incentivos. Y los sectores a los que se dirige son los más lucrativos para esa economía: energía, agricultura, turismo y minería. El objetivo es claro: “aumentar el flujo de dinero hacia la economía, aumentar la rentabilidad de los activos y mitigar los efectos de las medidas coercitivas unilaterales y otras medidas restrictivas o punitivas”.
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