con una espátula
Cristina Burrelli, fundadora de la organización SOS Orinoco, enfatizó que la minería ilegal condena a las personas a una pobreza de la que no pueden salir, ya que deben endeudarse con la compra de materiales para dedicarse a esta actividad ilegal.
Por Radio Fe y Alegría
“Por cada gramo de oro que producen, le pagan al jefe minero, que a menudo es un prana, un guerrillero o un miembro de la mafia. Por lo tanto, nunca salen del círculo vicioso en el que entran. Es más bien un negocio de narcotráfico”, dijo Burrelli durante su participación en el programa Hablem Bajito de Radio Fe e Alegria Noticias.
Según el representante de SOS Orinoco, Venezuela es prácticamente el centro de las tramas mineras criminales, ya que a diferencia de otros países, el Estado y las fuerzas armadas venezolanas estarán inmersos en el negocio.
Desplazamiento de Garimpeiros
Por eso, aunque los Garimpeiros fueron expulsados de Brasil, se trasladaron a Venezuela, especialmente en las zonas de Icabaru y Alto Orinoco, porque “saben que pueden hacer negocios con las Fuerzas Armadas y la Guardia Nacional”, que custodian la frontera.
Además, señaló que los pueblos indígenas locales se desplazaron hacia el sur, a lugares como Río Negro y Atana. En este sentido, reiteró que tanto la evacuación de mineros como la restauración de áreas devastadas son muy complejas, requiriendo planificación, organización y asistencia de expertos en biodiversidad y agroforestería.
“Existen marcos regulatorios ambientales, el problema es implementarlos, identificar la parte infractora y ver cómo los Estados democráticos se apoyan entre sí para afrontarlo”, añadió.
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