La producción petrolera de Venezuela cerró en un promedio de 733.000 barriles por día (bpd) en septiembre, lo que representa una caída de 25.000 bpd respecto a los resultados de agosto, según fuentes del mercado secundario citadas en el último informe mensual de la agencia. Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
Este resultado al cierre del tercer trimestre del año estuvo apenas 50.000 bpd por encima del promedio de todo 2022, un año que cerró con expectativas moderadamente positivas debido al acuerdo entre Estados Unidos y Venezuela para permitir al gigante petrolero Chevron. Retomar operaciones en tierra venezolana, a través de PDVSA para cobrar más de 2.800 millones de dólares de deuda con el Estado venezolano por sus servicios en la extracción de petróleo crudo.
Pero si se tienen en cuenta los datos oficiales comunicados directamente a los socios de la OPEP por el gobierno venezolano, la producción cayó en 58.000 bpd mes a mes, de 820.000 bpd en agosto a 762.000 bpd en septiembre.
Los mercados petroleros mundiales dan más credibilidad a los datos de fuentes secundarias (que consisten en operadores de materias primas y mercados de valores, intermediarios, compañías navieras, informes de seguimiento de barcos por satélite y capitanes de puertos) que a las comunicaciones directas de los socios de la OPEP.
Número de taladros operativos en campos petroleros venezolanos – Otro indicador del dinamismo de la industria petrolera- Volvió a colapsar y en septiembre sólo uno de estos equipos de perforación o mantenimiento de pozos estaba operativo.
Fueron siete (7) en agosto, lo que significó una importante recuperación de las expectativas, considerando que el 2022 cerró con solo tres simulacros operativos.
Los expertos en petróleo coinciden en que la industria petrolera de Venezuela necesita inversiones masivas en exploración y producción para restaurar los volúmenes anteriores. Años de corrupción e ineficiencia en la gestión de la petrolera estatal PDVSA, seguidos de una profunda recesión económica, una disminución de la producción por razones operativas y una mala gestión, han estado vinculados a las sanciones impuestas por el gobierno de Estados Unidos al régimen político de Venezuela. Violaciones de sus derechos humanos, para llevar la industria petrolera de Venezuela a sus peores niveles en más de 70 años.
El gobierno de Nicolás Maduro ha prometido en repetidas ocasiones aumentar la producción de petróleo a un millón de bpd en el corto plazo y superar los dos millones de bpd en el mediano plazo. Pero, según los analistas, estos objetivos siguen siendo remotos hasta que se alcance un acuerdo político que levante las sanciones a PDVSA y la República y abra el flujo de enormes inversiones financieras e importaciones de equipos a la industria de extracción y refinación.
Incluso el gobierno de Maduro ha podido apuntalar la industria petrolera con la ayuda de Irán, ahora el tercer mayor productor de la OPEP. 3.053 millones de bpd en septiembre, a pesar de que el país de los ayatolás fundamentalistas ha estado bajo duras sanciones internacionales y estadounidenses durante 40 años.
Irán ha incrementado fuertemente su producción en los últimos años, considerando que se detendrá en 2021 2,392 millones de bpd y en 2022 2.554 millones de bpd
En septiembre, el precio de la cesta de referencia de la OPEP compuesta por 13 tipos de crudo de cada país cerró en 94,60 dólares por barril, un importante aumento del 7,27% respecto a los 87,33 dólares de agosto.
La canasta ha promediado 82,12 dólares en lo que va de 2023, por debajo del promedio de 104 dólares de cierre de 2022, cuando los mercados y la economía global sintieron el primer golpe de la agresión de Rusia y contra Ucrania (el tercer productor mundial).
Pero el petróleo venezolano, Mere, tiene el precio relativo más bajo, o el más barato, de todos los crudos de la canasta de la OPEP.
Su precio promedió 75,51 dólares en septiembre, frente a 68,48 dólares en agosto (un aumento del 10%). Pero ha promediado 62,62 dólares el barril en lo que va de año, frente a 80,71 dólares en 2022.