con una espátula
“Nunca he trabajado con un robot ni nada parecido en mi vida (…) Esta es la primera y les diré, la tomaré”: Stephanie Luquez, de 16 años, programó un robot que es capaz de levantarse y moverse un contenedor en un barco.
Por Nicole Kolster / vozdeamerica.com
Lucas quiere representar a Venezuela en la Olimpiada Mundial de Robótica en Panamá en noviembre. Pero primero tiene que poner a prueba sus habilidades recién aprendidas en un torneo local.
“¡No!” Skip se mueve cada vez que su robot, hecho con pequeñas piezas de juguete, se desvía del camino impreso en el papel. Y así sus manos fueron directamente a su cabeza en un gesto lúgubre que se mezcló con la risa.
No se da por vencido y trata una y otra vez de adaptarse junto a otros compañeros que se encuentran en una sala con computadoras y recipientes de plástico que alberga el Centro de Innovación Educativa (CIED) de la Universidad Católica de Venezuela (UCAB). Concurso local y entrega kits de robótica y computadores a escuelas sin recursos.
Por primera vez en el Campeonato Mundial de Robótica
Venezuela nunca antes había participado en una Copa del Mundo de este tipo, y los esfuerzos de robótica y desarrollo tecnológico en las escuelas han sido “aislados” o “especializados”.
Al igual que otros sectores, la educación masiva en este país atraviesa una profunda crisis. Muchas escuelas están en ruinas sin agua corriente, electricidad o incluso computadoras. También hay escasez de docentes en algunas instituciones.
Asaf Yamin, consultor del CIED, señaló que se necesita más voluntad política para promover estos temas dentro del sistema educativo.
“Los niños pueden construir un robot que resuelva una tarea específica, que los empodera y los convierte en creadores de soluciones (…) y vivimos en un país que necesita muchas soluciones”, enfatizó.
vídeo de VoaA
Uno de los dos socios de Lucas no quita los ojos de las piezas que está ajustando. “Hemos tenido problemas, pero nada es imposible”, dice con optimismo.
A su lado, Gerardo Urdaneta, de 16 años, manejó muy bien las condiciones y explicó con confianza cada proceso, a pesar de que hace dos meses no tenía ni idea de robótica.
“Vine aquí como novato hace dos meses. Me dijeron: ‘Pues así funciona, vamos, Sancochado’. No entendía ‘perbold roast’, así que comencé a probar con mis compañeros, qué hace cada cosa, cómo funciona el programa y qué puede hacer que el robot se mueva y haga las tareas que tenemos que hacer”.
Y aunque no cumplió con el desafío, dice con orgullo: “Este robot es básicamente el resultado de muchas pruebas y pruebas”.
“Hicimos el chasis completamente desde cero, y hacer las garras fue bastante difícil, pero se logró”, se felicitó. “Todo esto es muy nuevo para mi.”
“Lo que necesitamos que logre el robot es poder mover o maniobrar fácilmente la nave hacia el área de llegada que nos piden”, explica. “Al menos tiene que moverse con precisión y rapidez para cumplir con los desafíos que nos plantea”.
Este es el primer desafío en la carretera de Panamá, donde hoy se encuentra el canal modelado a escala.