con una espátula
El senador Bob Menéndez lo negó todo. Y, a la larga, sólo será un jurado de 13 personas el que determinará si es culpable. Sin embargo, el caso de los fiscales de Manhattan en su contra respaldado por el FBI es una estafa. Quizás, dicen algunos, uno de los casos de corrupción más graves en la historia moderna de la política estadounidense.
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Y es un éxito, por cierto, gracias a su activismo legal, uno de los latinos que más se ha alejado de este país y más cercano a Colombia.
Menéndez, de 70 años, es hijo de inmigrantes cubanos que llegaron al país en 1953 y también encarna el sueño americano: creció en un barrio pobre de Nueva Jersey donde su padre, carpintero, y su madre, costurera, trabajaban duro para ser el primer miembro de la familia en graduarse de la universidad.
Desde entonces su carrera ha sido meteórica. En 1993 fue elegido representante de la Cámara por este estado y de allí saltó al Senado en 2006 donde se convirtió en una de las personas más poderosas no sólo del Partido Demócrata sino gracias a su rol como Presidente del país. Comisión de Relaciones Exteriores.
Ocupó el cargo hasta septiembre del año pasado cuando surgieron las primeras acusaciones en su contra (Menéndez sigue siendo parte del Senado pero ya no preside la comisión).
Ese mes, los fiscales lo acusaron de aceptar millones de dólares en sobornos de Egipto, empresarios de Nueva Jersey y otros amigos. No sólo para él, sino también para su esposa, Nadine Menéndez.
Pero esta semana los fiscales ampliaron su caso contra él y ahora alegan que su red de corrupción e influencia se extiende hasta Qatar.
Según estas autoridades, Menéndez recibió cientos de miles de dólares en efectivo, lingotes de oro, relojes de diseño y entradas para carreras de Fórmula 1 a cambio de “favores” que beneficiaron tanto al empresario como a los qataríes.
Según documentos judiciales, los nuevos cargos implican nuevamente al constructor Fred Dibbs, el mismo empresario identificado en la demanda publicada en septiembre. Los fiscales dicen que los fondos eran necesarios para un proyecto inmobiliario después de que varios bancos locales se negaran a proporcionar financiación.
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