El martes, indígenas encapuchados ingresaron sin autorización a la Nunciatura Apostólica en el centro de Bogotá para instalar un “campamento humanitario”.
Los manifestantes que tomaron la Nunciatura Apostólica en Bogotá hace dos días anunciaron su retirada del equivalente a la embajada del Vaticano en Colombia tras llegar a un acuerdo con el gobierno.
“La nunciatura ya fue entregada (…) nuestras comunidades ya se retiraron”, dijo en conferencia de prensa Fabián Barreto, portavoz del Congreso del Pueblo, la ONG que dirigió la ocupación.
Barreto aseguró que su organización había llegado a un acuerdo con el Ministerio del Interior para iniciar un diálogo, por lo que desalojaron la nunciatura, informó. RFI.
El martes, indígenas encapuchados ingresaron sin autorización a la sede diplomática en el centro de Bogotá para instalar un “campamento humanitario”.
Lo hicieron para “acabar con el paramilitarismo” en el país y llamar la atención del Estado sobre la violencia que afecta a las tribus y otros agricultores en zonas remotas.
Aunque no está claro cómo entraron, los medios locales afirmaron que la toma fue “por la fuerza”. Una fotografía compartida por la prensa mostró al menos 14 personas con el rostro cubierto dentro de la nunciatura.
En el lugar “existe una zona de aparcamiento (…)”. Estaban allí en esa parte”, explicó a la AFP monseñor Fabio Henao, quien actuó como mediador en nombre de la Iglesia católica para acordar la evacuación.
Cuando comienza la mesa de diálogo, “la situación se levanta”, añadió el obispo.
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El ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, aseguró el miércoles que “no es realista creer que el problema de los paramilitares se solucionará en una mesa de diálogo”.
También criticó el bloqueo de carreteras por parte de organizaciones en varias zonas rurales del país encabezadas por el Congreso del Pueblo y otras organizaciones sociales: “Es bastante injusto para el resto de la comunidad agrícola”, afirmó.
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