con una espátula
Motivación, planificación, ejecución y escape. Estos son los frentes en los que avanza la investigación de la fiscalía que busca esclarecer los crímenes del teniente (R) Ronald Ojeda, exmilitar venezolano, disidente del régimen de Nicolás Maduro, quien fue secuestrado en su departamento el pasado 21 de febrero.
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El plan de los secuestradores incluía un elemento clave: el apartamento donde vivía Ojeda, el número, la orientación y cuándo dormiría y sus datos exactos en la residencia. Porque en la empresa de seguridad en la que trabajaba trabajaban de noche en turnos de 4 x 4, es decir, cuatro días de trabajo y cuatro días de descanso. De hecho, el día del secuestro era el primer día festivo de la semana.
Se llegó a una posible conclusión de “citas” con una revisión de las cámaras de seguridad del edificio. La PDI identificó que los “falsos detectives” que llevaron a cabo el secuestro nunca sospecharon hacia dónde debían girar al salir del ascensor, una vez que llegaban al piso 14.
En la misma línea, se detalló que “Debido a estos antecedentes, se amplió el alcance de la búsqueda en cámaras de seguridad, con el objetivo de identificar a una persona que haya recabado información sobre la víctima y su núcleo familiar, capaz de brindarla. infractores de la misma ley”, se lee en un análisis de la brigada antisecuestro.
El día del crimen se encontraban de servicio dos conserjes, pero uno de ellos, identificado por la PDI, desapareció entre las 02:36 y las 04:03 horas.
Este conserje vino como reemplazo, inicialmente, por 10 días. La policía comenzó a revisar sus antecedentes y llegó al libro de registro, donde no sustentaba su larga ausencia a primera hora de la mañana. Según la PDI, fue “una situación inusual que ambas personas se volcaran”.
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