El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha indicado que una operación militar para luchar contra el crimen organizado incluirá 3.700 efectivos del ejército, la marina y la aeronáutica, para ayudar al país a “liberarse de las redes de narcotráfico” y de armas.
Texto: RFI/AFP
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, anunció este miércoles una operación militar en los principales puertos y aeropuertos del país ante una situación “muy grave” de violencia provocada por el crimen organizado.
Brasil enfrenta un aumento de la violencia a manos de poderosas bandas de narcotraficantes y milicias de vigilantes que controlan territorios, particularmente en Río de Janeiro, lo que llevó a Lula a considerarlo un problema de seguridad nacional.
“La situación se ha vuelto muy grave, la violencia que hemos visto empeora cada día”, dijo el presidente de izquierda en una conferencia de prensa en el palacio de Planalto después de firmar el decreto de despliegue del ejército.
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La operación, en la que participan 3.700 militares del ejército, la marina y la aeronáutica, tiene como objetivo “ayudar a liberar a Brasil de las redes de tráfico de drogas y de armas”, añadió Lula.
Las medidas especiales se extenderán hasta mayo de 2024 y se limitarán al mayor puerto del país, Santos, en el estado de São Paulo, y otros dos puertos en el estado de Río de Janeiro: las ciudades de Río e Itaguai.
También cubren los aeropuertos de Sao Paulo en Río y Guarulhos en Galeão.
“Si es necesario fortalecer más puertos y aeropuertos, lo haremos”, dijo el presidente.
Los militares se coordinarán con la policía federal para arrestar a sospechosos y confiscar activos de bandas criminales, particularmente en Río de Janeiro, según una nota del gobierno.
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El ministro de Justicia, Flavio Dino, afirmó que es fundamental “alejar el dinero del crimen organizado”, que maneja “miles de millones de reales” en Brasil.
La situación es particularmente grave en la zona occidental de Río de Janeiro, bajo el control de las milicias, grupos formados por ex policías que practican la extorsión y, en los últimos años, el tráfico de drogas.
La semana pasada, un ataque de una de esas poderosas organizaciones criminales incendió 35 autobuses y un tren en la capital turística de Brasil, en respuesta a una redada policial que mató a uno de sus líderes, según las autoridades.
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