Contrariamente a la creencia popular, la migración a través de la selva del Darién resulta ser un viaje costoso. Muchos migrantes quedan varados en Colombia porque no tienen suficiente dinero para pagar a los guías que los transportan.
Jennifer Serrano, una venezolana, dijo que necesitaba 1.000 dólares para hacer el viaje. Sin embargo, no se enteró de esto hasta que llegó a Colombia, pues le dijeron que por 37 dólares podía entrar a Darién.
Serrano tuvo que vivir como refugiado en las playas del pueblo costero colombiano de Necoclí. Aunque llegó aquí con 93 dólares, su riqueza está disminuyendo debido a los alimentos y medicinas que tiene que comprar para sus hijos enfermos.
Por el momento, indicó que se alojarían en tiendas de campaña, ya que consideraba poco probable que pudieran salir sin el dinero necesario.
“Hablé con mi mamá y comencé a llorar, le dije que no podía más”, dijo.
Y la migración se ha convertido en todo un negocio para los guías locales. En Colombia, los migrantes deben pagar 350 dólares para llevar a estas personas en lancha hasta Acandí, donde se internan en la selva y cruzan el lado colombiano hasta “Loma de las Banderas”, donde comienza el viaje panameño.
La otra opción es un barco que les permita sortear la selva y llegar a Panamá por mar, pero deberán pagar 750 dólares. Sin embargo, existe el riesgo de que las embarcaciones puedan hundirse o ser incautadas por las autoridades, informó la agencia AP.
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Durante el viaje se enfrentan a robos, violaciones, enfermedades, caídas, ahogamiento e incluso la muerte. En lo que va de 2023, más de 400.000 migrantes han cruzado el Bosque del Darién, la mayoría venezolanos.
Los migrantes que llegan a Necoclí, Colombia, a menudo enfrentan dificultades para reunir el dinero necesario para continuar su viaje hacia el norte del continente. Algunos venden artículos de primera necesidad como agua y comida, mientras que otros buscan ayuda de los inmigrantes que los persiguen.
Carolina García es una venezolana que llegó a la zona hace un mes con su hija y su pareja. Para recaudar dinero tuvo que vender agua y refrescos a los transeúntes. Dice que el dinero que gana le alcanza para comer y ahorrar para continuar su viaje.
Pero no es el único, la situación de Nekokli es difícil. Muchos están atrapados en las ciudades por falta de recursos. La economía local ha cambiado y gira en torno a los inmigrantes, que a menudo alquilan casas y compran enseres domésticos para sobrevivir en la selva.
El gobernador de Antioquia, Aníbal Gaviria, alerta desde hace semanas sobre la situación, no sólo en Necoclí, sino también en localidades cercanas como Turbo y Mutata, donde algunos migrantes se encuentran varados por falta de recursos.