con una espátula
Una enorme urna de cristal de siete pisos, cuyos bordes están iluminados las 24 horas del día.
Por BBC Mundo
Por diseño, la Biblioteca Nacional de El Salvador encajaría mejor en Silicon Valley o en la City de Londres.
Pero a diferencia del Palacio Nacional y la Catedral neoclásicos, está ubicado en el corazón de la capital salvadoreña.
Es quizás el símbolo más literal del país renovado del que hace alarde Naib Bukkel después de cinco años en el cargo, cuya principal política ha sido calmar a la nación más violenta de América Latina con una exitosa y controvertida guerra contra las pandillas.
De nuevo candidato a jefe del Ejecutivo, Buckel, que no desaprovecha el poder de una imagen fuerte como un buen ex activista, lo inauguró el 14 de noviembre en plena campaña para las elecciones generales del 4 de febrero, donde esperaba incluso más del 90%. se confirmará su victoria, que le dio el presidente más popular de América Latina.
Una vez lograda la calma, su segundo mandato podrá centrarse en la modernización que refleja la biblioteca y que eligió como alcalde de la capital hace unos años.
Y para ello cuenta con un gran aliado: China.
Es el gobierno del país asiático el que financió la biblioteca y pagará unos planes de construcción que prometen acaparar los focos en los próximos cinco años, donde de cumplirse todas las predicciones de las encuestas, dictará lo que Bukele dictará. Analistas asesorados por BBC Mundo lo avanzan como un “mandato de megaproyecto”.
Para continuar leyendo, haga clic aquí.