El obispo emérito del Táchira llamó al gobierno al diálogo y la reconciliación para trabajar en la reconstrucción de Venezuela. En su momento recibió fuertes críticas por su cercanía con el expresidente Hugo Chávez Frías.
San Cristóbal. El 14 de diciembre, monseñor Mario del Valle Moronta entregó el rebaño que había guiado durante 25 años al obispo Lisandro Rivas, quien se convertiría en el sexto obispo de la Diócesis de San Cristóbal.
Presentar complicaciones de salud. Obispo emérito Y acelerar el proceso de transferencia de poder a los administradores apostólicos. Sin embargo, ha dicho que estará disponible para cualquier actividad que decida su sucesor. Por ahora pretende seguir escribiendo y enseñando en el Seminario Santo Tomás de Aquino o en la Universidad Católica del Táchira (UCAT).
Son muchas las anécdotas y experiencias acumuladas a lo largo de dos décadas, mientras visitaba más de 100 parroquias acogidas por la diócesis. Tenía una estrecha amistad con el expresidente. Hugo Chávez Fríasque miles de tachirenses y dirigentes políticos nacionales y regionales rechazaron.
Pasado un tiempo, Su Alteza no escatimó en declaraciones rechazando la compleja crisis humanitaria que enfrentaba el país. Se hizo eco del sufrimiento inmigrantePor eso junto con Cáritas crearon programas para ayudar a los caminantes en el camino que conduce a la frontera colombo-venezolana.
–¿Cómo ve la situación actual del país?
—Hace poco tuvimos una reunión con los obispos y nos llamó la atención el tema de la Navidad, que no lo fija ningún gobernante. Lo importante aquí es la participación activa de cada uno desde su campo para la reconstrucción de Venezuela que todos necesitamos.
–¿Qué se requiere para esto?
– Mucho diálogo. Tenemos que dar ejemplo a los partidos gobernantes y de oposición. Por eso le pediré al niño Jesús dos regalos: primero, convencer el corazón de cada político del país, para que dé ejemplo, Sin insultos y sin leyes que perjudiquen a los demás. Lo próximo será que los Reyes Magos que tienen seres queridos lleven alegría a sus familias Detenido por pensar diferente O por la actitud contraria de la política. Este sería un gran regalo para muchos.
–La Iglesia católica se ha convertido en una unidad en el conflicto político, ¿cuál es su posición al respecto?
—En la Iglesia tenemos un concepto muy importante que es la unidad. Podemos tener una diferencia de opinión, sin embargo se hace en la discusión al momento de tomar decisiones. El propósito de un obispo es ser creador de la unidad de la Iglesia en la que debe trabajar. Durante muchos años he hecho esto posible, ahora espero que Monseñor Lisandro lo continúe.
–¿Qué opinas de la frontera?
-Cerrar la frontera en aquel entonces fue una valentía. No se pensó en el daño que se estaba causando no a las relaciones políticas, sino a las vidas de los pueblos colombiano y venezolano. ¿De qué te das cuenta cuando vives aquí? No entienden Caracas y Bogotá. Aquí no hay límites. Se requiere una línea debido a las condiciones geográficas. Contamos con una línea de encuentro donde ciudadanos de ambos países ejemplifican lo que esto significa integración. Cerraron los puentes, pero el pueblo pasó, lo que demuestra que la voluntad del pueblo es más fuerte que las decisiones de los gobernantes.
–¿Y si vuelven a cerrar?
-Sería un insulto a la inteligencia, pero, además, un crimen a la fraternidad, ya que somos herederos de los héroes que lucharon por nuestra libertad, que tuvieron vocación solidaria.
–¿Te vas a quedar en Táchira?
-El derecho canónico establece que las diócesis deben pagar por todo lo relacionado con los obispos eméritos, término que significa “el que ha sido”. Por eso, planeo quedarme aquí con mi gente, que ahora es mi familia.
–¿Cómo se siente monseñor Mario Moronta al asumir su cargo?
– Me siento tranquilo, sereno y feliz. Tranquilos porque estamos siguiendo la voluntad de la Iglesia, serenos porque lo tenemos prácticamente todo preparado y muy contentos porque, sean cuales sean los defectos y virtudes que tenga, entrego una diócesis en la que hemos trabajado, hemos intentado hacer. Lo mejor es posible y estoy seguro de que, con el aliento de los sacerdotes, de los laicos y la determinación del nuevo obispo, esto continuará. En el lenguaje de la Iglesia no hablamos de sustitución, sino de sucesión. Somos los sucesores de los apóstoles, y el nuevo obispo es el sucesor de los apóstoles, seré Sucesores de los ApóstolesPero ahora en estatus de emérito.
–¿Cómo se sale de la diócesis?
– Es una iglesia muy viva. Encomiendo a esta diócesis un buen laico, un prebendado y unos diáconos dispuestos y valientes, y un proyecto pastoral nacido de tres sínodos -el de monseñor San Miguel y el de nosotros dos- para que sea manifestación de ser y de obrar. . de la iglesia de Táchira.
–¿Cuál fue tu decisión más difícil en estos 25 años?
—Creo que son muchos, sobre todo al principio, porque encontré una diócesis con muchos problemas. Primero tuve que familiarizarme, visitar la diócesis y tomar una decisión poco a poco. Recuerdo cuando hubo que tomar la decisión de construir o no el nuevo Santuario de La Grita. Curiosamente, las personas que preguntaron al presidente en ese momento fueron los mayores opositores (al proyecto) después. Pero todas las decisiones que pude tomar, incluso aquellas que tal vez no fueran las más adecuadas, siempre intenté tomarlas de la mano de Dios, con los consejos y las ideas de la Iglesia.
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