La obra del maestro Carlos Cruz-Diez, que fue destruida por las autoridades locales hace 18 años, fue un referente cultural para quienes habitaban el estado Vargas.
La Guaira. Hace 18 años, la niebla salada de los vientos alisios fue testigo de lo que muchos Guirios describieron como un “triunfo de la barbarie”. Desde entonces, la barra verde se impuso en la escena de la avenida Sublette.
Aquella mañana del 18 de octubre de 2005, el presidente de la Empresa Estatal Bolivariana de Puertos, Pedro Miguel Arroyo, inició la demolición. Pared de inducción coloridaLa pieza más larga de animación latinoamericana y un regalo de ella Carlos Cruz Diez 400 años de la fundación de La Guaira.
Frente a su silencio Instituto de Patrimonio Culturalque lo reconoció como tal en su catálogo de 2005 Recursos de interés culturalLos muros de concreto cedieron ante cada golpe de Mandaria.
En la reunión también estuvo presente el alcalde del municipio de Vargas, Alexis Toledo Castro, profesor universitario de La Guerra, aunque no hubo pronunciamiento del consejo legislativo de Vargas y del municipio. Nadie se atrevió a desobedecer la “orden de arriba (Caracas)”.
Y eran “órdenes” que no tomaban en cuenta el estatus internacional de Cruz-Diez, uno de los máximos exponentes del arte cinético junto al venezolano Jesús Soto.
“Aquí no salen perjudicados, no saben que Guipuzcoana está adelante”, comentó Adolfo Escobar, electricista que trabaja en la calle Bolívar del centro histórico de La Guerra.
pared oculta
Se exhibieron superficies planas de colores, con franjas verticales, de dos kilómetros de largo y tres metros de alto. Sigue siendo terminal de pasajeros del puerto marítimo de La Guaira Silos de trigo, realzados con otro mural de Cruz-Diez.
Camino al muro cromático construido en 1989, frente a la plaza se encontraban la Casa Guipuzcoana y José María Vargas, además de los límites de la Casa de los Ingleses, hoy bajo la influencia de los elementos.
Los pasillos del Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Myketia, es otro Obra simbólica de Cruz-Diez En la región tuvo mejor suerte que el mural. Las autoridades aeroportuarias están preocupadas por el mantenimiento mínimo allí.
Por otro lado, el muro perimetral, que separaba los almacenes de carga del puerto de la avenida Sublette, sufrió deterioro en la década de 1990. Con el deslizamiento de tierra de 1999, algunas franjas de su estructura colapsaron, lo que estimuló la idea de Arroyo de reemplazarlo por barras panorámicas.
“No olvidamos el abuso de poder, la humillación que le hicieron al pueblo de Vargas, cercenándole parte de su patrimonio histórico y cultural”, dijo Víctor Paiva, maestro jubilado de la Escuela Tala La Guaira.
En sus clases animaba a sus alumnos a deleitarse con “el efecto mágico del muro, la sensación de un movimiento laboral de talla mundial, de que estas personas desaparecen cuando les da la gana”.
orgullosa ignorancia
Otros vecinos de la calle Comercio, en plena ciudad colonial, advirtieron que era difícil esperar que la Unesco declarara a La Guaira Patrimonio de la Humanidad “con un precedente tan grave como el de derribar lo hecho por Cruz-Diez”.
En la más reciente remodelación de la tradicional zona de La Guerra, la vocera de gobierno y la alcaldía Vargas ignoraron el tema. Parece que la decisión de 2005 no se puede revertir. Ni siquiera por el centenario del natalicio de Cruz-Diez.
Fue un acto político de soberbia, como el cambio de nombre del estado de Vargas a La Guaira (2019). “Así gobiernan”, añade Paiva.
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