Aunque no es tan grande como el mural de San Diego en Carabobo, requirió cerca de 30.000 portadas que Oscar Olivares distribuyó en dos superficies que lograron un trabajo en dos direcciones.
Valencia. El mural más reciente, creado por el artista Oscar Olivares, tardó tres días y medio en completarse. En aquella ocasión, el joven viajó al municipio de San Diego para desarrollar su nuevo proyecto.
Explicación del artista sobre la obra. Crónica Uno Se trata de un mural que cubre ambos lados, ubicado en la entrada sur del municipio. Explicó que de un lado se exhibe la iglesia de San Diego y del otro una aragonesa. El mural mide 3 metros de ancho por 5 metros de alto y requiere alrededor de 15.000 portadas para cada cara.
A diferencia de muchos otros murales, la oficina del alcalde de San Diego no llamó a Olivares para realizar este trabajo:
“Lo hice yo mismo, hacía mucho tiempo que quería hacer un mural en San Diego”.
Se contactó con varios amigos de la alcaldía y comenzó a coordinar el proyecto hace dos meses, que finalizó el pasado viernes 22 de septiembre.
Dice que su conexión con San Diego comenzó en 2018 cuando el alcalde León Jurado le entregó un reconocimiento que sirvió para construir conexiones con muchos en el municipio. “Además, no podemos olvidar que Carabobo siempre ha sido la infancia de los artistas”.
Durante estos dos meses la obra cambió, primero se dio una impresión facial, luego los petroglifos de La Cuma, pero al final fueron los Aragueni y la iglesia. En este sentido, ambas caras representan un mural diferente, por lo que Carabobo cuenta con 20 obras en el país de Olivares.
Tapas es esa transformación
Si bien el equipo de Olivares logró llegar a las 30.000 convocatorias, no todas se recaudaron en los últimos días. “Muchos provienen del mural de San Antonio que se inauguró recientemente”.
Esto no quiere decir que la gente no cooperara, durante la creación del mural personas acudieron al sitio a dejar bolsas con tapas, algunas muy grandes, otras pequeñas, pero igual de importantes. Muchos de ellos permanecieron allí y 10 hombres cooperaron con tres albañiles.
Y es precisamente allí donde comienza a hacerse evidente el poder transformador de este espacio creado por Olivares.
Durante los tres días y medio que estuvo en marcha el mural, Olivares se despertó a las 7:00 a.m. para organizar ideas, guiar al equipo y lo más importante, organizar las portadas utilizadas por color. A unos metros del mural se encontraban ocho bolsas con todo tipo de tapas que el artista observaba de vez en cuando y distribuía a su equipo de trabajo.
La tapa es reutilizable durante cuatro años.
Han pasado cuatro años desde que Olivares inauguró el primer mural en El Hatillo. Sin embargo, señaló que su carrera artística inició en 2011, desde entonces no ha parado.
Para este joven artista, las portadas representan puntos de colores. Olivares ve la obra como miles de puntos separados Tiene que agruparse para formar una imagen coherente, homogénea y que dé una forma concreta.
De hecho, cuando los albañiles vertieron cemento en las paredes y colocaron las cubiertas, Olivares sacó de su bolsillo una pequeña hoja, ya muy arrugada, que mostraba el trabajo realizado. “Aquí va la naranja, aquí va la naranja”, “De aquí para abajo son sombreros de oro”, les dijo a los trabajadores.
Como Olivares trabaja con puntos de colores, uno de los desafíos es tener suficientes tonos para lograr los colores que busca.
Por ejemplo necesito ver cuantos tonos de azul tengo, ¿son dos? ¿Son cinco? Saber eso ayuda mucho, porque en digital podemos lograr muchísimos colores, pero la cuestión es tener suficientes portadas y que ellos también tengan esos colores”.
Se aficionó a estos puntos de colores, incluso cuando viajó a Francia y visitó museos como el de Ors. Allí aprendió mucho al ver el trabajo de maestros del puntillismo como Paul Signac y Georges Seurat.
Entender que esos rostros no tenían un tono de piel, pero era importante una yuxtaposición de rojo con morado, puntos amarillos con verde”.
Puntos por el color
Después de regresar a Venezuela, Olivares compró un juego de marcadores, no 100, sino 12. “La idea del puntillismo es trabajar con un número limitado de colores y te obliga a mezclarlos para crear otros tonos”.
Sin embargo, hay un lugar innegable para el maestro Cruise Dizz en su arte.
Gracias a él me di cuenta de que los colores se crean con la perspectiva del espectador, él solo trabajaba con líneas y yo con puntos.”
Sumado a esto, explica que trabaja con reglas de cuadrícula para llevar sus obras a una escala mayor, donde visualiza un cruce de líneas que le permite dibujar con precisión la obra y utilizar estas cuadrículas como puntos de referencia. “Toma mucha paciencia.”
A punto de comenzar el décimo mes, Olivares ya hace planes para 2024 Uno de ellos se interesa especialmente por el artista porque empezará a postular Otros tipos de materiales reciclables Lo que abre un universo de posibilidades para la ideología artística.
Otra cosa que le pasa por la cabeza es reducir la contaminación. Mientras trabaja con materiales reciclables, le ha impresionado la cantidad de personas que quieren reciclar, pero no tienen el espacio para hacerlo y mucho menos las herramientas para lograrlo.
Por eso criticó a las instituciones gubernamentales desde el alcalde hasta el gobierno central. “Reciclar es fácil, pero si la gente no tiene un lugar donde llevar esos materiales por separado, se hace algo que es simple y difícil”.