Caracas Al Dia
En los últimos años, las personas privadas de libertad se han visto afectadas por violaciones de sus derechos fundamentales, principalmente en América Latina, donde la situación no ha sido abordada de manera uniforme a pesar de problemas u obstáculos similares en el sistema penitenciario. Justicia penal.
El tema fue el tema central de un encuentro entre representantes de seis países: Marina Dias, directora del Instituto para la Defensa del Derecho a las Garantías Judiciales de Brasil; Valentina Díaz Moya, directora del Grupo Penitenciario de la Universidad de los Andes en Colombia; Fernando Bastias, Coordinador de Casos Estratégicos de la Comisión Permanente de Defensa de los Derechos Humanos (CDH) en Ecuador; Yaneth Martínez, tecnóloga jurídica de Cristosal, El Salvador; Naomi Awama, Coordinadora del Sistema Penitenciario y Programa de Reinserción Social de Documenta de México; y Humberto Prado, director del Observatorio Penitenciario Venezolano (OVP).
En este encuentro las organizaciones necesitan consolidar alianzas que tengan como objetivo buscar justicia, defender y promover los derechos humanos de las personas privadas de libertad, alzar una sola voz, ser visibles, monitorear y brindar posibles soluciones. Contribuir a la búsqueda de condiciones de detención compatibles con la dignidad humana.
Asimismo, los delegados acordaron movilizar a sus organizaciones para crear un frente fuerte por los derechos de las personas privadas de libertad en la región, así como la participación conjunta en procesos internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. (CIDH), la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDC) y las Naciones Unidas.
Mientras tanto, consideraron necesario emitir recomendaciones a los Estados en materia penal con la ayuda de expertos con soluciones concretas y organizar actividades como webinars o foros para promover la situación penitenciaria en cada país, con el objetivo de tener acceso a todos gente. Esta información, que es tan importante para el cumplimiento de los derechos humanos de las personas privadas de libertad.
Recordemos que la crisis penitenciaria en América Latina ha alcanzado proporciones alarmantes, con consecuencias devastadoras para los derechos humanos de las personas privadas de libertad. Es por eso que cada día se buscan soluciones para abordar los desafíos fundamentales que enfrenta la región en términos de sistemas penitenciarios deficientes, hacinamiento en las cárceles y violaciones de los derechos fundamentales de los presos.
Al respecto, es importante resaltar que uno de los principales problemas que afecta al sistema penitenciario latinoamericano es el hacinamiento, demoras procesales, jubilaciones, corrupción, falta de atención médica, etc.
Las prisiones diseñadas para albergar a un número fijo de reclusos suelen estar superpobladas, lo que da lugar a condiciones inhumanas.
La falta de espacio genera hacinamiento, lo que limita el acceso a servicios básicos como la atención sanitaria, la educación y la recreación. Esta sobrepoblación carcelaria no es sólo un reflejo de la falta de inversión en infraestructura adecuada, sino también de la necesidad de reformas legales y judiciales para abordar eficazmente el problema.
De manera similar, una infraestructura deficiente resulta en condiciones inhumanas para los prisioneros. La falta de higiene, la escasez de alimentos y la atención médica inadecuada son problemas recurrentes.
Estas condiciones no sólo violan los derechos básicos de los reclusos, sino que también contribuyen a la propagación de enfermedades y aumentan la probabilidad de violencia dentro de las prisiones.
Por otro lado, la violencia en las cárceles de América Latina es un fenómeno alarmante. La falta de seguridad y el hacinamiento crean un caldo de cultivo para la violencia entre los reclusos, así como para los abusos por parte del personal penitenciario.
Son muy frecuentes las denuncias de torturas, tratos crueles e inhumanos y ejecuciones extrajudiciales. Estas prácticas no sólo constituyen graves violaciones de los derechos humanos, sino que también perpetúan ciclos de violencia y desconfianza en el sistema.
América Latina no tiene acceso a la justicia
La crisis penitenciaria también refleja la falta de acceso a la justicia de quienes están privados de libertad. La lentitud de los procesos legales, la falta de una defensa adecuada y la corrupción en el sistema de justicia contribuyen a una sensación de impunidad.
La detención preventiva prolongada sin un juicio justo se ha convertido en una realidad para muchos, lo que agrava la crisis.
Frente a esta terrible situación, organizaciones en Colombia, Brasil, Ecuador, México, El Salvador y Venezuela coinciden en que es imperativo que los gobiernos latinoamericanos tomen medidas enérgicas para abordar la crisis penal y los abusos a los derechos humanos de los presos.
Se necesita una inversión significativa en infraestructura penitenciaria, así como reformas legislativas que promuevan un sistema de justicia más eficiente y equitativo.
Además, es crucial abordar la superpoblación mediante la implementación de alternativas a la prisión y programas eficaces de rehabilitación para delitos no violentos.
Es un hecho que esta cuestión requiere medidas urgentes, por lo que pronto se anunciará la agenda de actividades conjuntas. / presione soltar