El presidente colombiano, Gustavo Petro, instaló el sábado un nuevo período legislativo en el Congreso que será clave para el futuro de ambiciosas reformas sociales para las que propuso un acuerdo político y que impulsará cuando llegue a la mitad de su mandato.
De fondo, un escándalo de corrupción por supuestos sobrecostos en contratos utilizados para supuestos sobornos a favor de reformas sociales ha sacudido a la Unidad Nacional para la Gestión de Riesgos y Desastres del estado. Ex funcionarios, ministros y congresistas han sido interrogados y algunos han enfrentado investigaciones judiciales.
Ante el pleno del Congreso, Petro pidió disculpas por el supuesto caso de corrupción, específicamente por nombrar a un exdirector investigado por la fiscalía: “Hay una responsabilidad política… y tengo que aceptarla”. El presidente prometió recuperar el dinero.
Petro ha apostado su capital político en reformas sociales, prometiendo como parte de su campaña reducir la brecha de desigualdad, que considera un problema importante en el país. Pero el número de victorias es menor. La más notable fue la reforma de las pensiones aprobada en junio, que reemplazó al esquema vigente durante tres décadas. Pero las leyes para reformar la atención sanitaria y regular el sistema educativo fracasaron.
“Tal vez porque no podemos comprar a los congresistas, las reformas no fueron aprobadas”, afirmó Petro el jueves, negando haber sobornado a los legisladores.
El presidente anunció que su gobierno presentará nuevamente al Congreso un paquete de reformas e iniciativas sanitarias “coherentes” encaminadas a “acelerar” la implementación del acuerdo de paz firmado en 2016 entre el Estado y las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. (FARC).
La forma de acelerarlo, según explicó, sería a través de una “vía rápida”, una fórmula para aprobar rápidamente una legislación en el Congreso que se utilizó tentativamente hace siete años y que quiere ser reactivada.
“No nos vamos a desviar ni un poco de lo que dice el acuerdo de paz”, dijo Petro, añadiendo que sus críticos temen que sea una forma de intentar ratificar otras normas que nada tienen que ver con la paz, como una reelección presidencial. – actualmente prohibido en el país.
Pero la vía rápida no será fácil. El Congreso debe aprobar una ley que establezca los instrumentos legales para acelerar el proceso, que llevará varios meses, y luego el Tribunal Constitucional decidirá si la propuesta cumple con la Constitución.
Petro señaló que la pronta tramitación de las leyes “se refiere a acuerdos políticos para hacer realidad el acuerdo de paz y cambios normativos que nos permitan la reactivación económica en la agricultura, la vivienda, el turismo y la industria”.
Enfatizó la importancia de que el Congreso negocie y apruebe una reforma agraria final como forma de cumplir con el acuerdo de paz de 2016 en el que dice que deben proporcionar 3 millones de hectáreas fértiles a los agricultores. Durante su gobierno se han otorgado 184.000 hectáreas, por lo que Petro señaló que se necesitarán 20 años para cumplir a ese ritmo.
Afuera del Congreso, en la Plaza de Bolívar, unos 300 manifestantes se reunieron en oposición al gobierno, gritando: “Petro el sinvergüenza, lo queremos fuera”.
“Restauraremos este país de manera democrática y constitucional y en 2026 tendremos un nuevo gobierno que pueda sacar a nuestro país de las manos de este gobierno corrupto”, dijo Alejandro Ospina, presidente del sindicato. La industria petrolera y energética de Colombia.
El Congreso actual, elegido por voto popular en marzo de 2022, es diverso en su fuerza política y tiene una representación de la izquierda sin precedentes, aunque no suficiente para constituir una mayoría. Petro todavía tiene que convencer a los partidos políticos de centro y de derecha. Según acuerdos políticos anteriores, el conservador Efrén Cepeda ocupará la presidencia del Senado, el puesto más alto del poder del Congreso.
“Cepeda demostró que no es tan cercano al gobierno, pero viene del Partido Conservador y aunque no apoyaron algunas reformas, le dieron quórum (asistencia mínima para votar leyes) al gobierno y una forma de apoyarlo. “, dijo a The Associated Press Javier Gare, doctor en ciencias políticas y profesor de la Universidad Externado de Colombia.
Los anteriores presidentes del Senado, Iván Nam, y de la Cámara de Representantes, Andrés Calle, fueron investigados por la Corte Suprema por presuntos casos de corrupción. Schneider Pinilla, ex empleado de la UNGRD investigado por la Fiscalía, denunció que una parte de los $12 millones para la compra de camiones cisterna habría ido a las arcas personales de los congresistas generando sobrecostos. Naam y Kale negaron estas acusaciones.
A pesar de los supuestos escándalos de corrupción, Garrey cree que los congresistas no se dejan influenciar en absoluto por las percepciones negativas que pueda tener la opinión pública y apoyan la reforma social. “No me sorprendería que siguieran apoyando al gobierno, una cosa es la retórica y otra la práctica”, añadió el analista.