con una espátula
Esta semana el Palacio de Justicia estuvo sitiado cuando la sangrienta toma del M-19 dejó a los colombianos marcados por el Holocausto de noviembre de 1985.
Vicky Dávila || Editorial REVISTA SEMANA
Aunque los dos hechos no son comparables, lo cierto es que este jueves los violentos quisieron reprimir también las instituciones del país. Afortunadamente, la policía pudo controlar la situación y el magistrado y otros funcionarios, que llevaban cinco horas rodeados, fueron evacuados. Sin embargo, el asedio dejó una dolorosa huella en la justicia. Por esta razón, este hecho no puede repetirse y debe ser rechazado por todos.
El presidente Gustavo Petro se equivocó. No midió el alcance de sus mensajes En las últimas semanas, aunque nadie está por encima de la ley, ni siquiera un jefe de Estado, Petro se ha convertido en víctima de un golpe de estado en curso y de un colapso institucional. Esto, tras las investigaciones sobre su hijo Nicholas, funcionarios de su círculo más cercano y presuntas irregularidades en torno al financiamiento de su campaña presidencial. Debemos ser concretos: el Presidente debe tener todas las garantías de legítima defensa.
De todos modos, sus seguidores se enojan y es muy fácil encender una mecha y dejar que las cosas se salgan de control en tiempos de redes sociales. Lo mismo le pasó a Donald Trump cuando, alegando que le habían robado las elecciones, alentó a una turba fanática que finalmente se apoderó del Capitolio en Washington. O Jair Bolsonaro de Brasil. Todo acabó muy mal. En realidad el camino nunca puede ser el camino.
Quizás el presidente perdió su mejor oportunidad en la crisis. Aunque debería haber condenado el ataque al Palacio de Justicia y asediar la Corte Suprema, no lo hizo. En cambio, continuó diciendo que “la protesta popular no es contra la justicia, sino contra la mafia que la toma”. Pero la realidad es tozuda. Los acorralados en palacio eran los 23 magistrados que tenían la misión de elegir, en su autonomía, sin amenazas ni presiones y con todas las garantías, el sustituto de Francisco Barbosa.
Jaime Arrubla, expresidente de la Corte Suprema, en conversación con SEMANA, advirtió que lo que presenció el país fue un “secuestro colectivo”. De modo que la imagen de tribunales limitados es mala para la democracia. Los magistrados deben cumplir con sus obligaciones constitucionales y esto no está en discusión. Tampoco lo es su independencia y separación de poderes.
Honorable Corte. Nadie puede arrinconarlo, no debe darse por vencido. Hay evidencia de que los violentos estaban dispuestos a todo. Algunos ondearon banderas del M-19, en aparente protesta contra la justicia y las víctimas, y otros intentaron ingresar por la fuerza al complejo judicial. Petro, como Presidente, está profundamente herido por el profundo significado simbólico de este ataque al Palacio de Justicia.
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