Dra. Carmen Mantellini
Las infecciones ginecológicas, junto con las infecciones del tracto urinario, se encuentran entre los motivos de consulta más frecuentes. Suele presentarse como una secreción maloliente, amarilla o gris, o en ocasiones no huele mal, sino que es blanca, grumosa, como leche cuajada.
La mayoría de las veces genera picazón intensa, que no nos deja dormir profundamente, lo que afecta nuestra calidad de vida, por lo que en ocasiones se vende en farmacias sin receta médica, muchos pacientes prefieren comprar cualquier medicamento, incluso multiuso. Tiene un producto para todo aquello que busque aliviar el malestar y devolver la calma.
Pero el problema es que se sabe que las infecciones ginecológicas responden a un desequilibrio en el microambiente vaginal, también conocido como microbioma, y por eso, incluso cuando utilizamos uno de estos fármacos, al poco tiempo, el síntoma regresa. Además, las bacterias, hongos y otros microorganismos que conviven en el microambiente vaginal, bajo la influencia de estos fármacos, cambian de apariencia, volviéndose más agresivos y resistentes; Por lo tanto, no es raro que cuando finalmente acudan a consulta, estas pacientes presenten resultados de cultivos vaginales resistentes a prácticamente todos los productos disponibles.
¿Qué debemos entender? En consulta, habitualmente, mediante el interrogatorio y el examen clínico, identificamos las posibles causas que pueden crear este desequilibrio y, si no se resuelve, abogamos por su persistencia. Déjame darte varios ejemplos.
El ejercicio extremo aumenta los niveles sanguíneos de cortisol, la hormona del estrés, necesaria para afrontar las exigencias de este deporte, pero que a su vez favorece las bacterias productoras de flujo, el exceso de humedad y la ropa sudada tras la práctica deportiva. Favorece el crecimiento de hongos. En este ejemplo, en este paciente, normalmente encontramos una
Muchos microbios están desequilibrados con el crecimiento y, si no abordamos la causa, constantemente recurriremos al asesoramiento.
Otro ejemplo práctico es que la dieta del paciente contiene azúcares y alimentos ultrarefinados, que también modifican la secreción genital y pueden resultar persistentemente irritantes. Si no mejoramos sus hábitos alimentarios, suelen permanecer desequilibrios vaginales cuyos síntomas son muy difíciles de eliminar.
¿Sufres de infecciones frecuentes? No automedicarse y consultar.
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