con una espátula
En enero de 1933, tras la elección de Hitler como Canciller de Alemania, comenzó un período oscuro de la historia conocido como Tercer Reich (Tercer Imperio Alemán), que daría lugar al mayor conflicto a gran escala jamás experimentado por la humanidad.
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El movimiento nacionalsocialista acabó con la Alemania democrática, estableciendo un gobierno dictatorial, opresión racial y una serie de políticas exteriores agresivas.
Adolf Hitler instituyó el antisemitismo durante su reinado, justificando que la preservación de la esencia aria alemana requería el exterminio de la “raza judía”, a la que consideraba malvada y empeñada en dominar el mundo.
Respaldado por la propaganda nazi, estrategia hábilmente implementada por el ministro Goebbels, obtuvo la aceptación entre millones de personas para el exterminio sistemático de poblaciones étnicas, principalmente judías. Así comenzó uno de los holocaustos más horribles de la historia de la humanidad.
A partir de 1935, bajo las nuevas Leyes de Nuremberg, las comunidades judías fueron privadas de sus derechos y encarceladas en guetos, donde vivían en condiciones inhumanas. Así, las SS (Schutzstaffel), la agencia responsable de esta limpieza étnica, podría fácilmente mantenerlos bajo control.
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