con una espátula
La implementación de medidas de seguridad para los reclusos altamente peligrosos debe equilibrar la necesidad de proteger a la sociedad y al personal penitenciario con el respeto de los derechos humanos y la dignidad de los reclusos. En Venezuela, como regla general en todo el territorio nacional, este ideal no se cumple y mucho menos con un régimen que negocia con los vivos.
Dicho esto, hemos sabido por el Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) que la mayoría de los presos que aceptaron la toma pacífica de siete instalaciones penitenciarias se encuentran recluidos en el Centro de Control y Protección de Detenidos de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) en Los Ángeles. Jaguará, Distrito Capital.
Es muy importante resaltar en este punto que este recinto policial no cuenta con medidas de seguridad para proteger a un grupo de presos que ha aterrorizado a las cárceles y a la población civil durante años, extendiendo incluso sus tentáculos a Venezuela y otros estados de países latinoamericanos.
En ese sentido, también nos preguntamos: ¿Cuál fue el criterio para elegir a qué prisión enviarían al resto de los presos? Durante dos meses hemos observado con preocupación cómo miles de familiares lloran a sus seres queridos tras las rejas. No les queda más remedio que aceptar que han sido trasladados a otro estado, donde ni siquiera pueden visitarlos porque no tienen recursos económicos para pagar el traslado entre otros gastos provocados por el caos carcelario.
Según fuentes extraoficiales, entre las presuntas muertes en La Yaguara se encuentra uno de los Luceros del Centro Penitenciario de Aragua, mejor conocido como Tocrón; Un penal en el Centro Penitenciario de Oriente conocido como La Pica en Maturín; El corazón del centro de producción agrícola de Barcelona, conocido como Puente Ayala en Anzotegui; la vida del centro de detención judicial de Ciudad Bolívar conocido como Vista Hermosa en el estado Bolívar; Trujillo es el alma del Internado Judicial y su mano derecha; Y el corazón del Internado Judicial de San Felipe conocido como La Cuarta ubicado en Yarraque.
Mientras tanto, aún se desconoce el paradero de Héctor Rustenford Guerrero Flores, alias “Nino Guerrero” y sus cómplices, quienes lideraban el Tren Aragua, una de las bandas criminales más grandes y peligrosas de los últimos años; También Néstor Richardi Sequeira Campos, alias “Richardi” o “El Papa”, se encuentra recluso en el penal de Toquito, en el estado Carabobo.
La PNB de La Jaguar no cumple con los estándares internacionales para prisioneros de extrema peligrosidad
Según los estándares internacionales, una prisión de máxima seguridad es un centro penitenciario que se considera extremadamente peligroso y que puede representar una amenaza significativa para la seguridad pública, así como para el personal penitenciario y otros reclusos. Estas cárceles están diseñadas con medidas de seguridad más estrictas que las instalaciones penitenciarias normales, e incluso más que las celdas policiales establecidas en la CRBV, para retener a los presos durante 48 horas.
En ese sentido, estas instalaciones deben contar con infraestructura para evitar fugas y enfrentamientos violentos. Estos incluyen sistemas de seguridad electrónicos avanzados, muros fortificados y una distribución espacial que dificulta el movimiento no autorizado.
Además, el personal penitenciario debe recibir una amplia formación en técnicas de seguridad y respuesta a emergencias. También es importante que el personal esté bien supervisado y tenga apoyo emocional para afrontar el estrés asociado al manejo de reclusos altamente peligrosos.
Recordemos que los policías venezolanos están capacitados para la seguridad civil y no para la atención de personas privadas de libertad; Sin embargo, hay celdas superpobladas en todo el país porque las prisiones fueron vaciadas y no reabastecidas para redistribuir la población carcelaria.
Del mismo modo, se deben establecer protocolos claros y eficaces para situaciones de emergencia como disturbios o intentos de fuga, y se deben utilizar sistemas de seguimiento constante para evaluar el comportamiento de los reclusos.
Todo esto debe cumplirse antes de garantizar que las medidas de seguridad cumplan con las normas internacionales de derechos humanos, incluida la atención médica adecuada y la prohibición de tratos crueles e inhumanos.
Entonces, Ministro Ceballos y Ministro Bautista, ¿creen que las celdas policiales de la PNB en La Jaguara cumplen con estos requisitos para albergar vidas?
Prensa del Observatorio Penitenciario Venezolano