El villano interpretado por Jason Momoa se burla de la historia en al menos dos escenas de “Fast & Furious 10”. No directamente, pero su extensión, tono frenético y “cualquier cosa puede pasar, por impensable que sea” son un indicio reconocible de posibilidad. Para los fans habituales, la meta-referencia es más que un guiño, es un reconocimiento a la peculiar forma de entretenimiento que identifica a la franquicia protagonizada por Vin Diesel y esta vez dirigida por Louis Leterrier.
El set de filmación es más que un universo expandido. Eso en sí mismo, después de diez cintas, un escindir, dos cortos y todo tipo de elementos añadidos. Es casi un género en sí mismo, construido sobre su propio conjunto de reglas que se adhiere con una pulcritud inesperada.
Intentar encajar el mundo de Dom Toretto y su familia en una típica película de acción es una pérdida de tiempo y un fracaso de la imaginación. Ya sea por accidente, puras agallas o ingenio, lo que comenzó como una película clásica de carreras ahora es un proyecto que toma un concepto definitivo. Todo es posible en esta dimensión donde dos autos pueden volar entre edificios con el poder de sus motores, donde un villano nacido con una venganza adicional puede amenazar al Vaticano y confiar en el característico amor fraternal cursi.
La historia no intenta competir con el cine de autor de alto calibre de “Misión Imposible”, el antiguo encanto de James Bond o la sofisticada exageración de la serie “Kingsman”. Para bien o para mal, “Rápidos y Furiosos” es una película de entretenimiento de masas completamente estadounidense, pero, sí, tiene su propia identidad. Mejor aún: logró marcar un estándar en el uso ridículo, excéntrico y excesivo de recursos que ya se habían convertido en sus elementos más reconocibles. Algo que lleve a “Fast & Furious 10” a un nuevo nivel, si eso es posible.
Una venganza, Roma y absurdo
La entrega más reciente comienza explorando la mitología de la franquicia. Las primeras escenas muestran al público todo lo que necesitan saber. En resumen: Once Dom (Vin Diesel) y Brian (el difunto Paul Walker) logran robar al narcotraficante Hernán Reyes (Joaquim de Almeida) en un incidente espectacular. Como recordarán los fieles seguidores, esta es la trama de “Rápidos y Furiosos: 5 Fuera de Control” donde estos corredores encubiertos se convierten en héroes, capaces de atravesar una ciudad con una bóveda llena de dinero a sus espaldas.
Este escenario extranjero tiene un final digno de una película de atracos desvergonzados. En su nueva versión para “Rápidos y Furiosos 10” agregó algo más: Dante, el hijo del mafioso, presente en medio de la humillación pública de su padre, juró vengarse en una década en el futuro, el mejor personaje. Una trama que, además, tiene la particularidad de nutrirse de tramas anteriores hasta convertirse en el centro de gravedad de la pura maldad, ante la que reaccionarán el resto de personajes.
Jason Momoa ofrece quizás la actuación más divertida de su carrera y está destinado a convertirse en un ícono de la historia. Sobre todo por la mezcla de arrogancia, burlas y violencia. Trajes llamativos, uñas pintadas de negro y una necesidad obstinada e imparable de lastimar a Dominic y a quienes lo rodean. Lo que podría ser una interpretación retorcida en manos de Momoa es una criatura carismática y retorcida lista para cualquier cosa. Un motor de fuego de trucos, trampas y trucos que teje alrededor de la famosa familia Toretto.
Es entonces, cuando la película demuestra sus bases para ser parte de un género hecho a su medida. “Fast & Furious 10” contiene todos los clichés, injusticias ridículas y giros de guión absurdos que hicieron famosa a la serie, aunque no son tan locos como para hacer ofensivo el desprecio por la lógica y la ciencia. En realidad, es una dinámica interna que tiene más que ver con cómo funciona “Fast & Furious” como premisa.
Dom, convirtiéndose en un símbolo de bondad, nunca tiene miedo. Así lo dice su hijo, su hermano y su esposa. Le recuerdan los recuerdos de su abuela (una encantadora y consentida Rita Moreno) y de Brian, quien aún vive en la ficción pero es poco más que una presencia ocasional. El caso es que esta batalla de titanes entre Dante -despiadado e invencible- y Dom -dispuesto al sacrificio- atravesará tres continentes, seis países y dejará a su paso cientos de coches destrozados. Pero también, conducirá a un punto de inflexión.
Esta vez la pelea no es solo sobre el asfalto: Dante, como una versión retorcida del concepto familiar destructivo de Dom, está dispuesto a hacer cualquier cosa por él. Y eso significa matar, morir o ambas cosas, hacer el mayor daño posible a los Toretto oa los O’Connor. Luego, la historia alcanza una altura ridículamente épica, donde los vehículos se destruyen de formas nuevas e imaginativas. Pero también apunta a un lugar: no termina aquí ni ahora. La vida de Dom nunca volverá a ser la misma.
tendremos que esperar
Como la primera de tres partes, “Fast & Furious 10” falla porque su trama simple se vuelve más trivial al estar incompleta. Habrá que esperar dos películas más para saber el destino de todos.
Que incluye la lealtad de Cypher (Charlize Theron), lo que sea que sea Jacob Toretto (John Cena), y todas las pequeñas narrativas de un grupo de personajes que, burlonamente, se acercan mucho a consolidar la historia del cine. , si aún no lo han hecho. ¿Por qué? En palabras del malvado Dante, uno lo tiene muy claro: “La diversión sobre cuatro ruedas nos une a todos” ¿Tiene razón el villano? Sólo el tiempo dirá.