con una espátula
La acumulación de casos en la corte de inmigración ha sido un incentivo para los inmigrantes que renuncian a ingresar a los Estados Unidos, conscientes de que, una vez ingresados, podrán trabajar durante años sin ser deportados.
Según Transactional Records Access Clearinghouse (TRAC), una organización de la Universidad de Syracuse, alrededor de 650 jueces de inmigración tienen una acumulación de más de 2,4 millones de casos.
Durante una conversación organizada esta semana por el Instituto de Política Migratoria (MPI), el director de la Oficina Ejecutiva de Revisión de Inmigración del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, David L. “Realmente nos enfrentamos a un volumen abrumador”, dice Neal.
El año pasado se cerraron 313.000 casos pero el Departamento de Seguridad Nacional presentó 700.000 casos nuevos, “más del doble de lo que pudimos cerrar”, detalló.
Los solicitantes de asilo, que representan el 40% de la carga de trabajo del tribunal, esperan un promedio de cuatro años para su primera audiencia en el tribunal, dice el MPI. Y muchos más que resuelven el caso.
Esto les abre una ventana para trabajar en el país, ahorrar y enviar dinero a sus familias.
“Está claro que el tiempo que lleva pasar por el proceso judicial de inmigración es ahora un factor importante que impulsa la inmigración en toda la región”, dijo Blas Núñez-Neto, subsecretario interino de política fronteriza e inmigración del Departamento de Seguridad Nacional, durante el foro.
“justo” y “eficiente”
Los migrantes, muchos de ellos de América Latina, pagan a las agencias de tráfico de personas hasta $15,000 para llegar a la frontera.
Y lo hacen porque, según Núñez-Neto, “una vez que están en el sistema judicial de inmigración y presentan los documentos necesarios, pueden solicitar la autorización de empleo”.
Entonces, “el sistema de justicia básicamente está aproximando un camino legal para venir a los Estados Unidos”, agrega.
Antes la mayoría de los inmigrantes eran mexicanos, con un número limitado que solicitaba asilo, pero ahora vienen principalmente de otros países y muchos “buscan protección, aunque relativamente pocos” la obtienen, dijo Núñez-Neto.
En un nuevo informe, MPI hace una serie de recomendaciones para aliviar la congestión judicial mientras espera que el Congreso acuerde nuevas leyes de inmigración. La última fue hace 36 años.
Por ejemplo, propuso cerrar los casos que no cumplían con los criterios de la fiscalía, promover el uso de la tecnología, restaurar la imagen de los oficiales de asilo en los Servicios de Ciudadanía e Inmigración (USCIS) para manejar los trámites en la frontera sin pasar por los jueces, así como programar nuevos expedientes con una política de “último en llegar, primero en llegar, primero en ser atendido”.
Pero Jojo Anobile, director de Immigrant Justice Corps (IJC), una organización que brinda asistencia legal, lo criticó porque “no puede ser un sistema de último en entrar, primero en salir y las personas son removidas y deportadas sin la representación de un abogado”.
david l Neal aboga por un equilibrio que respete las obligaciones duales de “justo” y “eficiente”.
baja llegada
Además, según Anobil, el retraso también se debe a otros factores, como el aplazamiento constante de las audiencias y la obligación de actualizar las huellas dactilares de los solicitantes de asilo cada 15 meses.
Las llegadas de inmigrantes a Estados Unidos han disminuido desde mayo pasado, cuando la administración del presidente demócrata Joe Biden introdujo nuevas reglas. Lo hizo para evitar la suspensión de una norma sanitaria que hubiera permitido que casi todos fueran bloqueados en la frontera si no traían los documentos necesarios para ingresar.
Las autoridades detectaron 99.545 migrantes en la frontera con México en junio, un 30% menos que en mayo, según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza.
Y es que las nuevas reglas en realidad limitan el acceso al asilo, obligando a los inmigrantes a pedir cita a través de una aplicación de teléfono móvil (CBP One) o a tramitarla en los países por los que transitan, por ejemplo aprovechándose de una familia. Permisos de reunificación o un programa que permite la entrada de 30.000 personas por mes desde Venezuela, Nicaragua, Cuba y Haití por razones humanitarias.
Varios grupos de derechos civiles han llevado las regulaciones a los tribunales, considerándolas similares a las promovidas por el expresidente republicano Donald Trump, conocido por su enfoque de mano dura en temas de inmigración.
AFP