con una espátula
Los trabajadores públicos de Venezuela inician un año más de protestas contra los “salarios de hambre”, una lucha que pretenden intensificar hasta que su clamor por un ingreso que cubra sus demandas obtenga finalmente una respuesta de las autoridades acorde a sus demandas, dijeron a Efe sindicalistas.
Cientos de trabajadores continuaron este lunes su segundo día de protestas en 2024, que finalizó con el anuncio de Nicolás Maduro de un aumento de los bonos mensuales de $30 a $60 sin afectar el cálculo de prestaciones como las prestaciones, mientras se mantenga el salario mínimo, a partir de marzo. 2022, a 130 bolívares, hoy a 3,6 dólares mensuales
El aumento forma parte de una “política de bonificaciones” -rechazada por trabajadores, dirigentes sindicales, ONG y la oposición- que ha “conducido a la pérdida de salarios”, de la que “se derivan todos los beneficios”, dijo a Efe el coordinador general. Red Sindical Venezolana, Mauro Zambrano.
Según sus cálculos, el chavismo subsidiaba el 95% de los ingresos, manteniendo los salarios “completamente congelados”, mientras que una canasta básica de alimentos para una familia de cinco personas cuesta 531,95 dólares al año. en el mes, un 12,9% más que en marzo de 2022, cuando costó $471,16 según estimaciones independientes.
El salario es inadecuado
Junto a un reciente aumento en uno de los bonos, el Ejecutivo elevó el llamado “ingreso mínimo integral indexado” (IMII) de $70 a $100, incluyendo otro bono de $40, que no crea pasivos laborales para millones de personas. Quienes reciban esta cantidad.
Carlos Salazar, coordinador de la Coalición Sindical Nacional, explicó a Efe que en el cálculo de beneficios como las vacaciones “no se tienen en cuenta las bonificaciones”, sino los salarios, que “prácticamente han desaparecido”, ya que “no sirve para nada”.
Según el artículo 91 de la Constitución, todo trabajador “tiene derecho a un salario adecuado que le permita vivir dignamente y cubrir las necesidades materiales, sociales e intelectuales básicas para sí mismo y su familia”, es decir, alimentarse además de otras necesidades básicas. gastos.
Sin embargo, según trabajadores y sindicalistas, lo establecido en este artículo de la Carta Magna “no es absoluto”.
Por ejemplo, Iris Lavra, de 46 años, dijo a Efe que los 210 bolívares que gana al mes -unos 5,8 dólares- en una universidad pública de Caracas, donde trabaja en el área de limpieza desde hace 20 años, básicamente no le alcanzan. “
El kilo de carne vacuna cuesta 7 dólares en los establecimientos caraqueños.
Lavra, quien agradece contar con el apoyo de su pareja y sus dos hijos, estuvo este lunes en la protesta en Caracas, donde dijo estar harta de su situación y exigió un salario que le permitiera cubrir sus gastos.
sin excusa
El chavismo achaca la caída del poder adquisitivo de los venezolanos a las sanciones internacionales, que provocaron una “escasez de riqueza”, en particular por las medidas estadounidenses aplicadas a la principal fuente de ingresos de la nación caribeña, el sector petrolero.
Sin embargo, Zambrano aseguró que las autoridades “ya no tienen pretexto para sanciones” desde que Estados Unidos retiró el pasado mes de octubre algunas medidas relacionadas con el petróleo y el gas, un alivio temporal con un límite de tiempo fijado. Expira el próximo mes de abril.
“Las restricciones, en un momento, fueron la excusa perfecta para que los trabajadores no cobraran. “No hay ninguna prohibición por el momento, el país tiene ingresos, pero están destinados a otras cosas, priorizan lo político, partidista, incluso electoral, por encima de los salarios de los trabajadores”, afirmó.
Según el ejecutivo, el país recaudó el año pasado 5,750 millones de dólares en impuestos, mientras que recibió 6,230 millones de dólares a través del petróleo.
guerra
Según Zambrano, los trabajadores que planean realizar “muchas protestas” este año no tienen “voluntad ni voluntad política” para arreglar la situación.
“No nos rendiremos, seguiremos en las calles”, afirmó el coordinador de la red sindical.
Por su parte, Salazar señaló que uno de los desafíos de los sindicalistas en 2024 es “construir un movimiento de la clase trabajadora tan fuerte” que logre generar “un cambio en este país” que asegure “calidad de vida” y “una “. El futuro es para los jóvenes.
Aseguró que los trabajadores públicos no vivieron la “llamada recuperación económica” de Venezuela, donde “hay una burbuja de cúpula” que “vive como reyes, mientras toda la población pasa hambre”.
“Un salario que tenga poder adquisitivo indicaría que un país está en camino de crecimiento, y Venezuela no lo tiene, por eso los trabajadores venezolanos están enojados”, agregó.
Con información de Caracas Al Dia