con una espátula
El primer año nombró un buen gabinete de unidad nacional, no lo logró, pasaron seis u ocho meses y no pasó mucho. “Gobierno trastornado”. El exministro de Educación Alejandro Gaviria tuvo palabras iniciales en marzo del año pasado sobre lo que sería el inicio de la administración de Gustavo Petro. Así es como revista semanal de colombia.
El diagnóstico no puede ser más certero. Con la renuncia de Irene Vélez a la cartera de Minas y Energía, se han ido 11 ministros desde que Petro llegó a la Casa de Nariño, lo que significa que, en promedio, el presidente pierde un miembro de su gabinete cada mes. A la fecha, de los 19 ministros que han formado su gobierno, cerca del 60 por ciento de los jefes de Estado han cambiado de manos sin durar un año en el cargo a pesar de luchas internas, polémicas políticas y escándalos.
Curiosamente, uno de los primeros en abandonar el gabinete fue el exministro Gaviria, quien tuvo que abandonar el cargo en febrero de este año en medio de profundas tensiones en el gobierno por las críticas a la reforma de salud. A él se suman la exministra de Deportes María Isabel Urrutia, investigada por supuestas irregularidades en contratos, y Patricia Ariza, quien ha dejado el Ministerio de Cultura, cartera donde aún no ha sido designada ministra competente.
Con este primer golpe, Petro batió el récord de salida más rápida de un ministro en su primer año de mandato en este siglo. Previamente, el registro estuvo a cargo del expresidente Álvaro Uribe en su segundo mandato, quien fue reemplazado por su canciller María Consuelo Araujo 205 días después de asumir el cargo; Sin embargo, Petro lo venció un día, pues tres de sus ministros abandonaron la Casa de Nariño 204 días después de su llegada.
Este impulso inicial, apenas siete meses después de iniciado el gobierno, reavivó los temores sembrados en algunos sectores ante la inestabilidad que ha prevalecido en general en la administración petro. Pero las sospechas empezaron a hacerse realidad apenas dos meses después, en abril de este año, cuando el Presidente decidió romper su coalición en el Congreso ante las objeciones de los partidos Conservador, Liberal y La U a sus reformas y, de inmediato, creó una segunda y mayor crisis en el Gabinete para que los funcionarios pudieran estar cerca de él y tomar iniciativas para triunfar en algunas de sus carteras.
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