Henry Martínez, una de las 19 personas que hundieron la barcaza 'Chantase G' en el lago de Maracaibo, estado Julia, reveló que las condiciones climáticas contribuyeron al hundimiento de seis personas.
Martínez, habitante del sector Las Morochas en el municipio de Lagunillas, concedió una entrevista a El Regional del Julia y describió la tragedia. No ocultó su alegría por estar vivo, pero al mismo tiempo expresó su dolor por la muerte de sus compañeros.
Según él, la mañana transcurrió con normalidad. “Comenzamos nuestra guardia de 7 por 7 con la gloria de Dios”, comenzó.
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Posteriormente, comentó que el 25 de septiembre de 2024 la barcaza partió con 25 tripulantes “hacia el Bloque 1 de la Estación 10-1 en el Lago de Maracaibo para reparar algunos gasoductos y oleoductos”. Sin embargo, la madrugada del jueves 26 de septiembre hubo relámpagos y ráfagas de viento en medio del embalse.
“Los fuertes vientos empujaron la barcaza hacia el pozo petrolero. El capitán decidió levar anclas para estar en una zona lacustre segura, pero el mal tiempo nos perseguía”, dijo el marinero.
A partir de ahí, explicó, la inestabilidad de la barcaza provocó el primer aviso. “Todos estaban afuera con sus chalecos salvavidas puestos”, dijo, notando que entraba mucha agua por popa y estribor.
“Yo mismo pedí a los compañeros que estaban en la sala que salieran porque íbamos hacia el muelle y la unidad se estaba hundiendo. “Les pedí que usaran chalecos salvavidas”, añadió.
Intentaron sacar el agua pero no lo consiguieron
A pesar de los esfuerzos por bajar el nivel del agua en proa y estribor, ya era demasiado tarde. Martínez repitió: “El mal tiempo estuvo en contra de la barcaza, en contra nuestra”.
“Les pedimos que detuvieran el barco del lago porque todos acordamos saltar al agua, pero la unidad nunca dejó de moverse hasta que se hundió”, dijo el sobreviviente, quien admitió que intentó saltar, pero sus piernas quedaron paralizadas.
“No pude saltar. La barcaza se escora rápidamente. Quedé debajo de la unidad cuando volcó, mientras otros compañeros saltaban al agua, algunos resultaron heridos y otros murieron”, relató.
Dijo que estuvo al borde de la muerte en ese momento. “Me metí debajo del barco lo más que pude sin desesperarme. Sin embargo, fue muy difícil llegar a la superficie. No entré en pánico. Gracias a Dios tenía un chaleco salvavidas, esa fue mi salvación. “Salí tan lentamente como pude. Podría”, remarcó.
Cuando notó que la barcaza se hundía, encontró un compresor de aire, al que él, junto con otros siete compañeros, se aferró para poder flotar. Posteriormente llegaron los rescatistas en tres embarcaciones.
“Le dije a Dios: 'Señor, estamos todos aquí en medio de aguas como en guerra'. “Queríamos que la ayuda llegara antes”, dijo.