con una espátula
Han pasado más de dos meses desde los ataques de Hamás contra territorio israelí que incluyeron una masacre y cientos de personas secuestradas. Desde el sábado 7 de octubre, Romina Sholev no puede sacarse de la cabeza el último mensaje de su hermana Karina Engelbert desde la habitación segura del Kibbutz Nir Oz. “Están aquí, adiós”.
Por Infobae
Romina llegó a Israel con sus padres cuando tenía 8 años. Salieron de Argentina en medio de una hiperinflación durante la última fase del gobierno de Raúl Alfonsín. A partir de ese momento recuerda que su padre le dijo que se iban a Oriente Medio a “jugar”. La familia se instaló en un lugar designado por el gobierno israelí. La idea era que aprendieran hebreo para poder trasladarse a la nueva tierra que les esperaba.
Describe el horror
Ahora, 34 años después, Romina da su testimonio a Infobae desde el hotel donde se hospeda en Buenos Aires en un español con marcado acento israelí. “Muchas veces me viene a la mente mi tierra natal, un poco cordobesa”, dice Sholev con una sonrisa nostálgica por su infancia en Argentina.
La niña se convierte en adolescente y luego en adulta. Y se integró a la sociedad israelí. Se casó con un hombre nacido y criado en Medio Oriente de una familia rumana. Juntos tuvieron 4 hijos: May, de 19 años, y poco más de 1 hijo. “La sinergia cultural en Israel es muy interesante. La gente viene de diferentes partes del mundo y convive en paz -explica Romina-. Entonces, hago empanadas con la receta de mi madre, mi padre hace asados, pero también preparo cuscús de origen marroquí o algunos platos de Europa del Este”.
Después de completar sus estudios, Sholev comenzó a trabajar como maestro de jardín de infantes en la escuela Nir Oz Kibbutz. Al pensar en sus alumnos en la sociedad, se conmovió hasta las lágrimas. “Si el ataque hubiera ocurrido un lunes, habría sido un desastre peor”, admitió la mujer con la voz quebrada.
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