con una espátula
Las tres cadenas perpetuas concluyeron el juicio más mediático de este martes y tienen un trasfondo sangriento que vigila Holanda: seis años de audiencias manchadas por amenazas a la princesa heredera Amalia y al primer ministro Mark Rutte, y tres víctimas de intento de asesinato. Crimen organizado de boicot judicial.
Desde 2018 se han celebrado 142 días de audiencias y la sentencia de hoy no es el final del conocido como caso Marengo ya que habrá una apelación.
17 personas, entre ellas el líder Riduan Taghi, fueron condenadas por su participación a distintos niveles en “una organización criminal” que mató a cinco personas, intentó matar al menos a otras dos y estaba preparando varias ejecuciones.
Lo demostraron a los jueces miles de páginas de expedientes, 800 páginas de acusación y otros 3.000 argumentos de defensa, pero sobre todo fue el testimonio de Nabil B., condenado a diez años de prisión, que es la mitad. De igual forma, por un trato en el que aceptó ser el testigo principal del caso, que le costó la vida a tres personas de su entorno.
Su hermano Reduan, su abogado Dirk Wiersum y su confidente, el periodista Peter R. De Vries, en 2018, 2019 y 2021 respectivamente, fue asesinado en un intento de Taghi de impedirle declarar como testigo. El año pasado, el gobierno holandés pidió disculpas a las familias por la fallida protección del medio ambiente de Nabil B.
“violencia brutal”
El juez insistió hoy en que los acusados fueron responsables de “violencia brutal y desestabilizadora” y aseveró que “los mensajes de los expedientes nos conducen a un mundo donde la vida humana no tiene valor”. El miedo impide a los familiares de las víctimas testificar o presentar denuncias.
La audiencia se llevó a cabo bajo medidas de seguridad que incluyeron policías fuertemente armados y drones de vigilancia para evitar posibles fugas. Las identidades de muchos, incluido el juez, fueron protegidas por razones de seguridad.
“Es aterrador lo que les ha inculcado la violencia implacable de la organización de Riduan Tagir”, subrayó Beecher. Taghi fue condenado a cadena perpetua como “líder indiscutible de la organización criminal”, la misma pena impuesta a su mano derecha Said Razjoki y a otro sospechoso, Mario R.
Taghi fue arrestado a finales de 2019 en una villa de lujo en Dubai donde se había escondido, y Razzoki fue detenido por las autoridades colombianas en Medellín unos meses después.
Un acusado de alto perfil, Achraf B, recibió la pena máxima, 29 años y dos meses de prisión, y Marruecos también solicitó su extradición por un atentado en Marrakech en 2017 que mató al hijo de un conocido juez marroquí.
Otros involucrados han sido encarcelados por hasta 27 años. La pena más leve corresponde a Ricardo O., porque según el tribunal “incluso un papel pequeño es muy reprobable”.
Macromafia
El tribunal consideró que los asesinatos estaban bien preparados, se seguía de cerca a las víctimas y se ocultaban las huellas, y la organización contaba con numerosos socios, como tiradores y conductores, pero también funcionarios corruptos que les proporcionaban información.
“Rivales criminales, los que no pagaron deudas ni hablaron con el enemigo o la policía; Todos corrían el riesgo de ir al corredor de la muerte. La facilidad con la que Tagi decide que hay que matar a alguien es impactante. Los mensajes que envió no dejan lugar a dudas y muestran claramente cómo la empresa actuó de forma poco ética. Los sufrimientos de las familias de las víctimas no se libraron. Los padres fueron asesinados incluso delante de sus hijos pequeños”, lamentó el tribunal.
Los grupos del crimen organizado en los Países Bajos, llamados Mocro Mafia, están formados principalmente por ciudadanos holandeses de origen marroquí o surinamés, y desde 2012 han estado librando una guerra regional entre bandas rivales que comenzó después de la desaparición de un cargamento de cocaína. Desde el puerto belga de Amberes.
La guerra se cobró decenas de vidas y sembró el terror en las calles.
La princesa Amalia tuvo que cancelar sus planes de quedarse en Ámsterdam durante sus años universitarios en 2022 después de que su nombre apareciera en mensajes interceptados que indicaban un posible intento de secuestro. Lo mismo le ocurrió a Rutte o al ex juez Ferd Grapperhaus, quienes los vieron reforzar la seguridad.
Caracas Al Dia