Estamos exactamente a la mitad del 2023. Luego de más de dos terribles décadas del derrumbe de valores fundamentales de la vida individual y de las personas para la existencia institucional de Venezuela, nos encontramos en un momento crucial y seguramente necesario para impulsar un cambio radical.
Todos los problemas son conocidos, aunque algunos insisten en ignorarlos. Sus respuestas y soluciones también son de dominio común. El problema es que no todos parecen tener la voluntad o el coraje para asumir la responsabilidad correspondiente.
La semana pasada reveló que aún no conoce ningún análisis de la increíble migración de compatriotas al exterior. Más de siete lakhs en un tiempo relativamente corto. Es más grave de lo que fácilmente podemos pensar. ¿Por qué se fueron? ¿Piensan volver algún día? También ha sido un factor determinante en la ruptura de las familias de la gran mayoría de los migrantes. Me imagino que los que están hoy fuera piensan en fórmulas para que toda la familia pueda volver a encontrarse. Los que están dentro. Unos quieren que vuelvan los de fuera y otros planifican su vida en base a salir a la calle para conseguir objetivos. La mayoría de ambos han perdido la fe en un futuro mejor. La esperanza es muy baja.
Sin embargo, no todo está perdido. La gobernabilidad madurista es muy mala. Los problemas internos son más graves de lo que parecen. La lucha por el control de su poder de tenencia se manifiesta en organizaciones reales que no dudo en calificar de criminales.
El carácter de coalición internacional, descaradamente exhibido en la última visita de Maduro, nos ahorra la tarea de explicar de qué estamos hablando. Todo esto y más hay que recordarlo. Aquellos que controlan el poder no correrán el riesgo de perderlo a través de elecciones a regímenes alternativos y democráticos más adecuados. Trabajarán para dividir al máximo a la oposición democrática y mantener el control de los poderes básicos con fines electorales.
Mientras tanto, en el sector opositor seguimos esperando que se convoque a las primarias en octubre de este año. En particular, las condiciones de participación de los postulantes y el alcance de la intervención de un Consejo Nacional Electoral controlado por el gobierno y otras instancias están siempre presentes en los actos electorales oficiales.
Aunque oficialmente, una vez más, no estoy en contra de las elecciones, estoy respaldando mi firme creencia de que elegir candidatos de la oposición es una función fundamental de la sociedad civil. En este punto, en lugar de una lucha pública por la candidatura, deberíamos hacer un esfuerzo serio y tranquilo para determinar quién está en mejor forma y apoyar con todo a ese candidato. Un gran consenso de todos los sectores.
lunes, 12 de junio de 2023
[email protected]
@osalpaz
https://alvarezpaz.blogspot.com