Canadá fue mejor que Venezuela, que probablemente jugó Su peor partido en toda la Copa América. Prácticamente desde el primer minuto, la Vinotinto cayó en la dinámica del partido, el terreno más fértil para las cualidades canadienses, el escenario ideal: juego directo, contraataques, transiciones rápidas, intercambios de golpes. Este equipo de Jesse Marsh no entiende (ni quiere) el fútbol desde la precaución, desde la paciencia derivada de la posesión del balón.
El primer gol de Jakob Schaffelberg, desatado por la banda izquierda canadiense, llegó tras un error de concentración del equipo venezolano en un saque de banda en contra. A partir de ahí, la ventaja en el marcador creó las condiciones necesarias para que Canadá mejorara su concepto de juego: Venezuela fue en busca del empate, adelantó líneas e inevitablemente le dio espacio a la selección norteamericana para lanzarse al contraataque.
Aunque colorido y entretenido, El partido fue de completa anarquía táctica., con un ritmo frenético, mucha intensidad y una elevada exigencia física. No le sentó bien a Venezuela, que falló en cada transición defensiva y sufrió el peso emocional de todo este contexto. La mayoría de las acciones de la Vinotinto con el balón estuvieron marcadas por la preocupación no sólo de empatar el partido, sino de estar a la altura del entusiasmo de todos sus hombres. Y aunque es verdad El épico gol de Salomón Rondón Agonizantes puntos de penal sirvieron para definir el partido, el fantasma de aquella tanda de penaltis ante Paraguay en la edición 2011 apareció en el AT&T Stadium de Arlington.
Esta derrota sirve como un choque de realidad relevante para darle al crecimiento del fútbol venezolano la escala y dimensión adecuadas. Sí, se han logrado avances irreversibles y valiosos, pero el camino es difícil, con huecos y retrocesos. El panorama actual no es tan sombrío como para sentir amargura por esta eliminación, ni tan grandioso como el triunfo de avanzar de la fase de grupos con puntaje perfecto. Debes proceder paso a paso y con moderación.
En términos de competitividad, Venezuela ha mantenido un crecimiento constante, al menos durante la era de Fernando Batista. Incluso cuando Algunas actuaciones individuales no están a la altura de las expectativas. Como pasó con Yangel Herrera, Jefferson Savarino o Jefferson Soteldo en este torneo. Recordemos que este es un equipo que terminó último en las últimas dos eliminatorias de la CONMEBOL y hoy Venezuela no ocupa el cuarto lugar de la tabla rumbo al Mundial 2026, pero, además de la evaluación y análisis del desempeño colectivo. En esta Copa, América siempre es la manera de competir con el rival que tiene enfrente.
Lo vimos en la Copa América La aparición de John Aramburu es muy grata y segura. En la selección nacional. Se proyecta como un lateral de élite, con mucho carácter y que combina fuerza física con una intensidad adaptada a los ritmos de juego más exigentes. A eso hay que sumarle otras cosas, como ver a Rafael Romo consagrarse como portero titular en el proceso. Plena legalidad de Salomon Rondón Como principal referente en el ataque de Venezuela, o la progresiva inclusión de algunos futbolistas jóvenes que son la cara del relevo generacional, como Telasco Segovia, Kervin Andrade y el propio Aramburu.
Finalmente, es fundamental resaltar la fuerza colectiva de la selección nacional. La Vinotinto, como elemento aglutinador de nuestra sociedad, es algo que trasciende el deporte. Esto es algo que se ha reavivado con los resultados de los últimos meses. Ahora es el momento, claramente, de que el desarrollo integral del fútbol venezolano capitalice ese equilibrio de emociones para evitar que se convierta en un obstáculo de moda común para la victoria.
Ahora bien, si miramos lo que hay que corregir, lo que hay que continuar, hay algo en particular que destaca por encima del resto. Aparte del partido contra Jamaica, Vinotinto no pudo imponer condiciones desde el inicio en ningún partido de esta Copa América. El concepto de Venezuela nunca cuajó a la primera oportunidad y fue necesaria la intervención oportuna del cuerpo técnico para reconducir el rumbo. Pero lo dicho en otras ocasiones: todo ajuste, por eficaz que sea, va precedido de un error de método.
Nunca es una buena noticia en un equipo de fútbol que un portero sea una estrella, y menos en unos cuantos partidos seguidos. Rafael Romo sale ilusionado, pero el equipo no. Si bien es cierto que Venezuela ha recibido sólo 2 goles en 4 partidos disputados en la Copa, su desempeño defensivo ha sido deficiente, sobre todo cuando el equipo intenta presionar en un bloque medio-alto, o avanzar sus líneas en busca del gol. y esto deja al oponente con espacio para atacar. Venezuela sufrió mucho en transición defensiva y brilló a través de la dupla de centrales Osorio-Ferraresi, que a mi parecer no fue su mejor torneo.
El principal objetivo del proceso de Batista es siempre lClasificación para la Copa del Mundo. En esta Copa América, el técnico tuvo la oportunidad de trabajar con todo el grupo durante un mes, lo que sin duda traerá resultados positivos a corto y mediano plazo para el desempeño colectivo del equipo. Más allá de lo desagradable de la eliminación, que puede verse como un oportuno llamado de atención sobre las medidas correctivas que deben tomarse, lo que hay que hacer ahora es pensar en el próximo gran desafío de Venezuela, que es salir exitosamente. Del duro calendario de Eliminatorias de la CONMEBOL previsto para finales de 2024: visitas a Bolivia, Paraguay y Chile y partidos de local ante Uruguay, Argentina y Brasil. El camino continúa.